Txisko FERNÁNDEZ
Catástrofe en la capital libanesa

APUNTAN A UNA NEGLIGENCIA EN EL DESASTRE DE BEIRUT

Las imágenes que ofrece la capital libanesa tras la explosión registrada el martes en sus instalaciones portuarias son las de una catástrofe humanitaria, algo que, lamentablemente, se repite en Líbano más que en otros lugares del mundo. El desastre se originó en un almacén que contenía nitrato de amonio, un producto químico que se usa como fertilizante y también para fabricar explosivos. El Gobierno apunta a una «negligencia».

El balance provisional difundido ayer por las autoridades libanesas vino a confirmar el gran alcance en términos humanitarios de la tragedia registrada en Beirut que se desprendía de las fotos y los vídeos difundidos a través de las redes sociales desde el primer momento: al menos 135 fallecidos, decenas de desaparecidos, más de 5.000 heridos, unas 300.000 personas se han quedado sin casa, la mitad de la ciudad afectada por la onda expansiva...

Al mismo tiempo que se ponían en marcha los recursos de emergencia, propios y foráneos, para cubrir las necesidades inmediatas de las personas damnificadas, comenzaron a salir a la luz datos para responder a una pregunta clave: ¿Qué es lo que sucedió el martes hacia las seis de la tarde en el puerto de la capital libanesa? En primer lugar se produjo una fuerte explosión, a la que siguieron un incendio y varias detonaciones menores, hasta que una segunda deflagración, mucho más potente y que originó una humareda en forma de hongo, destrozó las instalaciones portuarias y numerosos edificios de las proximidades.

La onda expansiva provocó grandes daños en un área urbana todavía sin determinar, aunque se estima que alcanzó a la mitad del casco urbano, que se extiende por 100 kilómetros cuadrados y donde viven unas 360.000 personas (en el área metropolitana residen alrededor de 2,2 millones, un tercio de la población del país).

Se escuchó hasta en la isla de Chipre, a unos 200 kilómetros de distancia, y fue registrada como un seísmo de magnitud 3,3 por el Instituto de Geofísica de EEUU (USGS).

¿Cuál fue el detonante de semejante explosión? Según las explicaciones dadas por el primer ministro, Hassan Diab, cerca de 2.750 toneladas de nitrato de amonio estaban almacenadas en un depósito del puerto. El director de la Seguridad Nacional, Abbas Ibrahim, precisó que este material –utilizado como fertilizante agrícola y también como componente de explosivos– llevaba seis años almacenado en ese lugar, en las proximidades de barrios muy concurridos.

Aunque todavía no se había confirmado que esa hubiera sido la causa, el propio presidente del país, Michel Aoun, atribuyó las explosiones a una «negligencia» en la gestión de ese almacén que prometió sancionar con «el castigo más severo».

Las autoridades ordenaron ayer poner bajo arresto domiciliario a los directivos de la Autoridad Portuaria de Beirut.

Trágico legado del nitrato de amonio

El nitrato de amonio es una sal blanca e inodora utilizada como base de muchos fertilizantes en forma de gránulos o bolitas. Ha sido el origen de muchos desastres y, por ello, la regulación internacional establece que debe almacenarse seco y bien cerrado, siempre alertando del peligro de deflagración y manteniéndolo alejado de cualquier combustible como medida de seguridad. Muchos estados europeos exigen que se le agregue carbonato de calcio, para de esa forma crear un nitrato más estable químicamente.

En Estados Unidos, la regulación de su uso se endureció tras el atentado de Oklahoma City en 1995 en el que fallecieron 168 personas y donde se utilizaron dos toneladas de este producto cargadas en un camión. Más parecido a lo vivido en Beirut fue la explosión que siguió a un incendio, en abril de 2013, de una fábrica de fertilizantes en West (Texas), que provocó la muerte de 15 personas y dejó heridas a al menos a 260; la mayoría de las víctimas fueron bomberos voluntarios que acudieron al rescate.

Más cerca en el tiempo y en el mapa respecto a Euskal Herria se ubica la explosión que tuvo lugar en 2001 en la planta AZF en Tolosa de Occitania, donde explotaron unas 300 toneladas de nitratos de amonio en un hangar, matando a 31 personas en la que es considerada la mayor tragedia industrial desde 1945 en el Estado francés.

En 1947, en la rada de Brest (Bretaña) el carguero noruego Ocean Liberty que transportaba esta sustancia sufrió una explosión que provocó 26 muertes.

En Bélgica todavía se conmemora anualmente otra tragedia relacionada con este compuesto químico. Ocurrió en 1942, en plena ocupación nazi, en la localidad flamenca de Tessenderlo: la deflagración de una planta química, donde se almacenaban 150 toneladas de nitrato de amonio, dejó 189 muertos y más de 900 heridos.

El 21 de setiembre de 1921 fue una ciudad alemana, Oppau, sede del grupo químico BASF, que había producido explosivos durante la Primera Guerra Mundial, el escenario de otra catástrofe: las 4.000 toneladas de nitrato que había almacenado desde el final del conflicto estallaron, ocasionando 561 muertos y miles de heridos.