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Serbia, donde el Danubio pierde su color azul

Belgrado, a orillas de cuya antigua fortaleza confluyen el Danubio y el Sava, es la única capital europea que vierte sus aguas no filtradas al segundo río más largo del continente, de cuyo caudal marrón, a años luz de la imagen que evoca “El Danubio Azul” de Johan Strauss, se eleva un hedor nauseabundo. Un tercio de los 1,6 millones de habitantes de Belgrado no tiene conexión con el alcantarillado y depende de fosas sépticas, cuyo contenido va a los ríos, donde acaba también el agua sucia de los que sí lo tienen. 190 millones de metros cúbicos –60.000 piscinas olímpicas– cada año.

Argazkia: Oliver BUNIC | AFP