LASIERRA, UN PEQUEñO CONCEJO QUE AVANZA HACIA LA SOBERANÍA ENERGÉTICA
Lasierra se prepara para poner en marcha antes de que finalice el año la primera comunidad energética de Araba. Un paso a la autosuficiencia en el que participan la Junta Administrativa, el consorcio de aguas Mendi Haran, el centro cultural Azala y los vecinos.

Lasierra se levanta en las faldas de los montes de Tuyo, a 30 kilómetros de Gasteiz. Sus casas forman una atalaya situada a más de 600 metros de altura que mira al sur, hacia una llanura delimitada por las aguas del Baia y del Zadorra. Se trata de un pequeño pueblo que está a punto de convertirse en la primera comunidad energética local de Araba, y también de la CAV. Un reto que ha sido fruto del trabajo realizado por la Junta Administrativa, el consorcio de aguas Mendi Haran y el centro de creación cultural Azala. Sin olvidar a la quincena de vecinos y vecinas que viven en este concejo, perteneciente al municipio de Erriberagoitia.
Según explica José María Martioda, presidente del consorcio de aguas, la idea surgió a finales de 2019, cuando la cooperativa navarra Emasp, que suministra electricidad procedente de fuentes renovables al consorcio, planteó la posibilidad de crear una comunidad energética local. Una figura diseñada para lograr la autosuficiencia que cuenta con una mayor implantación en países como EEUU, Alemania, Dinamarca o Gran Bretaña. En Euskal Herria hay dos ejemplos en los municipios de Urrotz y Espartza, ambos en Nafarroa.
Tal como se explica en el portal digital comunidadesenergeticas.org, impulsado por Emasp, las comunidades energéticas deben cumplir tres condiciones: ser entidades jurídicas autónomas basadas en la participación abierta y voluntaria; que sus socios o miembros sean personas físicas, pymes o autoridades locales, incluidos concejos y municipios; y que su «finalidad primordial sea proporcionar beneficios medioambientales, económicos o sociales a sus socios o miembros o a las zonas locales donde opera, en lugar de ganancias financieras».
Martioda compara estas comunidades con la suerte fogueral, propia de los concejos de Araba. «Esa leña en los siglos XVIII y XIX suponía la energía térmica en la casa, y se consideraba un derecho que lo gestionaban las juntas administrativas. Cortaban leña haciendo entresacas respetando el medio ambiente. En este caso es lo mismo, pero en vez con leña, con kilovatios», señala antes de detallar el caso de Lasierra, premiado por el proyecto Labean, que tiene por objeto favorecer el desarrollo socioeconómico de Añana, Mendialdea y Enkarterri
Destaca que la comunidad energética local de Lasierra está liderada por la Junta Administrativa, y cuenta con la participación del consorcio Mendi Haran y Azala, y los vecinos y vecinas, que se han comprometido a permanecer por lo menos un año en la comunidad. Entre todos han realizado una inversión de unos 40.000 euros, a los que hay que descontar las subvenciones recibidas por la Diputación foral de Araba, el EVE y Udalbiltza; y deberán acordar en los próximos meses las reglas que rijan la gobernanza. «Tenemos un guion y ahora lo estamos debatiendo», apunta.
Cerca de 80 paneles solares
Las personas que participan en la comunidad deben decidir quien ocupa los puestos de gestión, y las reglas para establecer el precio del kilovatio, que tendrá que incluir la amortización de la instalación a 25 años, la vida útil de los paneles solares. En Lasierra se ha colocado una instalación con una potencia inferior a los 40 kilovatios, situada en el deposito de agua y en una explanada cercana, donde se ha erigido una techumbre con capacidad para quince vehículos con un punto de carga. Son cerca de 80 paneles colocados junto al sondeo del consorcio.
En cuanto al papel que juega Emasp en la puesta en marcha de este proyecto, Martioda afirma que la cooperativa funciona como una gestoría. «Jurídicamente arropa a la comunidad. Y es absolutamente respetuosa con lo que decida la comunidad energética», remarca. Aclara que la cooperativa «recepciona todos los excedentes y los paga», repercutiendo el costo en la factura de cada usuario, que a su vez son socios de la cooperativa. «Al consorcio de aguas, por ejemplo, le marcará cuantos son los kilovatios que generamos –en alusión a la comunidad energética local de Lasierra– y los kilovatios que aporta la operadora. Y tras realizar el cálculo puede que nos salga a pagar la mitad de lo que estábamos pagando hasta ahora», manifiesta, y advierte de que «puede darse el caso, y se dará, de que a la Junta Administrativa le salga negativa la factura».
Afirma que a cada usuario le saldrá un precio diferente, en función de la aportación que haya realizado para la puesta en marcha de la comunidad energética. No obstante, esperan que la factura eléctrica de los vecinos y vecinas se reduzca más de la mitad. «No es ningún disparate decir que se va a reducir entre un 50% y un 55%, pero eso lo veremos el año que viene», indica.
Y avanza que la comunidad energética estará en marcha en las próximas semanas. «No me voy a tirar a la piscina con una fecha, pero seguro que entrará en marcha antes de fin de año, porque nos está yendo sorprendentemente bien. Pensábamos que nos iba a costar más», subraya, e incide en que este proyecto nace para avanzar la hacia autosuficiencia, «la soberanía del kilovatio local». De cara al futuro, Martioda espera que el modelo de Lasierra se pueda exportar a otros concejos y entidades públicas. «Queremos socializarlo», destaca.

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