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La Justicia declara inocentes a las víctimas mortales de Ballymurphy

La Justicia norirlandesa concluyó que las diez víctimas civiles de la masacre ocurrida entre el 9 y el 11 de agosto de 1971 en un operativo del Ejército británico en el barrio de Ballymurphy de Belfast eran «completamente inocentes» y que los soldados, cuyo uso desproporcionado de la fuerza condenó, les dispararon. Han sido 50 años buscando justicia.

Durante tres días, entre el 9 y el 11 de agosto de 1971, las calles del barrio de Ballymurphy, en el oeste de Belfast, fue tomado por el cuerpo de élite del Ejército británico. Tres días en los que se desarrolló la Operación Demetrius en áreas republicanas contra sospechosos de colaborar con el IRA, a los que pretendían encarcelar sin juicio, que dejaron diez civiles muertos. Cincuenta años después de la conocida como Matanza de Ballymurphy, la Justicia del norte de Irlanda condenó el uso excesivo de la fuerza por parte de los soldados y declaró «completamente inocentes» a las diez víctimas mortales.

«Todos los fallecidos eran completamente inocentes de cualquier acción ilegal esos días», declaró Siobhan Keegan, la jueza encargada de llevar a cabo las audiencias en un procedimiento civil que no adjudica responsabilidades penales.

El sacerdote católico Hugh Mullan (38 años) y Frank Quinn (19 años) murieron tras ser disparados en el área de Springfield de Ballymurphy hacia las 21.00 del 9 de agosto, mientras que Noel Philips (19 años), Joseph Murphy (41 años), Joan Conolly (madre de ocho hijos de 44 años) y Daniel Teggart (44 años) cayeron bajo las balas en un cuartel del Ejército británico.

Al día siguiente, Eddie Doherty (31 años) murió por un disparo en Whiterock Road, donde los soldados se encontraron frente a manifestantes que habían levantado una barricada.

El día 11, Joseph Corr (43 años) y John Laverty (20 años) recibieron disparos cerca de Whiterock Road, a primera hora de la madrugada. Corr murió 16 días después. Ese mismo día 11, un poco más tarde, John McKerr (49 años) fue disparado cerca de la iglesia de Corpus Christi y murió el 20 de agosto.

La jueza reconoció que la época era «caótica», pero declaró que los soldados hicieron un uso «desproporcionado» de la fuerza y fueron los responsables de nueve de aquellas muertes y, aunque no halló relación clara con la de McKerr, calificó de «lamentable» que las autoridades de la época no investigaron «adecuadamente» lo sucedido. Concluyó que no había «ninguna prueba convincente (…) para justificar los disparos» y que «el Ejército no proporcionó justificación» a ese uso «claramente desproporcionado» de la fuerza.

Cincuenta años más tarde, el impacto de estas muertes en los familiares de las víctimas «sigue siendo muy fuerte», subrayó.

Los familiares presentes en la sala estallaron en aplausos. Decenas de ellos habían llegado al tribunal a primera hora, exhibiendo las fotos de las víctimas de aquella masacre y con camisetas con sus retratos.

«Han pasado 50 años», dijo a AFP Joan Connolly, de 63 años, hija de una de las fallecidas, con lágrimas en los ojos. «Esto ha destruido nuestras vidas, realmente lo ha hecho. Pero hoy tenemos justicia, tenemos paz. Hemos limpiado el nombre de mi madre», afirmó.

Esta decisión judicial «me quita un peso de encima», reaccionó Patrick Doherty, hijo de Eddie Doherty. «Siempre supimos que era inocente, que todos eran inocentes y pasaron 50 años» antes de esta sentencia, agregó.

En una entrevista concedida a GARA hace casi once años, Briege Voyle y Alice Harper, hijas de Joan Connolly y Danny Teggart, respectivamente, reclamaron que «se reconozca la inocencia de nuestros familiares y se pida perdón. En ese orden para que se sepa lo que ocurrió. No tiene que costar millones ni tardar años». Cincuenta años se ha tardado.

Posible amnistía

La presidenta del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, celebró el resultado de la investigación, pero dijo que se trata de una victoria «agridulce», pues coincide con una propuesta de ley anunciada ayer por Londres que prevé conceder una amnistía a los militares que sirvieron en el norte de Irlanda durante el conflicto para evitar nuevos enjuiciamientos por crímenes cometidos durante el conflicto en el norte de Irlanda.

También el Ejecutivo irlandés y la mayoría de los partidos norirlandeses han criticado esta medida unilateral.

John Teggart, cuyo padre fue abatido por un soldado en Ballymurphy, señaló ayer que «nadie debería estar por encima de la ley». «No aceptaremos amnistía por estos asesinatos», subrayó.