GARA
JERUSALÉN
ATAQUE ISRAELÍ CONTRA GAZA Y ACOSO EN JERUSALÉN

«Las torres seguirán cayendo, es solo el principio», amenaza Israel

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su ministro de Defensa, Benny Gantz, anunciaron más y mayores ataques contra Gaza, que continuaron ayer y fueron respondidos con cohetes que llegaron a Tel Aviv. «Es solo el principio», advirtió Gantz. La violencia contra los palestinos se extiende a Jerusalén y a ciudades de Israel.

La «lucha se ha extendido a varios frentes: Jerusalén, Gaza y otras partes en el país». Son palabras del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que dan idea de que la enésima y sangrienta crisis en Palestina no se limita en esta ocasión a una parte del territorio.

Las políticas de desalojo y demoliciones que vive Jerusalén Este para extender la colonización sionista fueron la gota que volvió a colmar el vaso del hartazgo palestino.

El rechazo a estas expulsiones de familias en el barrio de Sheik Jarrah y a la intervención de la Policía israelí en la Explanada de las Mezquitas en pleno Ramadán ha unido esta vez en la respuesta a la población palestina con ciudadanía israelí, las milicias de Gaza y a los habitantes de la Cisjordania del apartheid.

El número de víctimas ha puesto el foco en Gaza, donde en dos días de bombardeos han muerto al menos 30 palestinos, diez de ellos menores, y más de 200 han resultado heridos.

Ayer se enterraron a las víctimas en la Franja, donde algunos edificios quedaron reducidos a escombros tras casi 24 horas de intercambio de fuego entre las milicias del enclave y el Ejército israelí y donde seguían cayendo bombas.

Desde la Franja se lanzaron más de 600 cohetes según el Ejército israelí, que respondió con más de 500 bombardeos de represalia, incluyendo ataques selectivos contra líderes de las milicias palestinas.

Pero también fueron alcanzados edificios de viviendas. De hecho, ayer la aviación israelí atacó la Torre Hanadi, un edificio residencial de 13 plantas en Gaza que se derrumbó y quedó totalmente destruido. Hamas había advertido de que lanzaría «un gran asalto con misiles que excederá al de Ashkelon» si se atacaban estas torres.

Poco después, anunciaba el disparo de 130 cohetes hacia Tel Aviv, donde las defensas aéreas interceptaban algunos pero otros impactaban en calles y vehículos. Las explosiones provocaron la muerte de al menos una mujer y varios heridos. Los lanzamientos forzaron además el cierre del aeropuerto internacional Ben Gurion.

Israel no mostró ninguna disposición a parar la ofensiva. El primer ministro israelí en funciones, Benjamín Netanyahu, advirtió de que Israel intensificará los ataques de represalia contra Gaza tras la muerte de dos mujeres israelíes por el impacto de cohetes en Ashkelon.

«Nuestra pauta es aumentar aún más la intensidad y cantidad de los ataques», aseguró Netanyahu, que agregó que Hamas «recibirá golpes que no esperaba» por parte del Ejército israelí.

«Todavía tenemos camino por recorrer y lo haremos juntos, con responsabilidad y respaldo total» de los ataques que las fuerzas armadas «están realizando y realizarán», añadió.

Por la noche, reiteró este propósito en una comparecencia con el ministro de Defensa, Benny Gantz, y el jefe del servicio de Inteligencia interior, Aviv Kochavi. «El ataque va a continuar según requiera la situación y esto solo es el comienzo», afirmó Gantz. «Las torres que han servido a las organizaciones terrorista han caído y seguirán cayendo», añadió.

Por su parte, Kochavi afirmó haber atacado «más de 500 objetivos donde se almacenan y fabrican armas y matado «docenas de terroristas, incluidos líderes». «Ampliaremos el ataque. Ningún edificio o casa nos detendrá para bombardear un objetivo seguro», añadió.

La respuesta de Hamas fue prácticamente simultánea. «Si Israel quiere una escalada, la resistencia está dispuesta y si quiere parar, también estamos dispuestos», afirmó su líder, Ismail Haniyeh, reiterando la vinculación de la respuesta desde Gaza a la situación en Jerusalén.

El Ejército israelí movilizó a 5.000 reservistas y se prepara para un campaña de duración indefinida. Señaló que más de 80 aviones israelíes, entre ellos cazas de guerra, participan en los bombardeos.

La mediación del ministro egipcio de Exteriores, Sameh Shukri, que intentó negociar «con Israel y otros países» una desescalada e «impedir que la situación se deteriore en Jerusalén», fue en vano, según comunicó en una reunión de urgencia de la Liga Árabe. Los ataques sobre Gaza y la explosiva situación de Jerusalén ha extendido la protesta a las ciudades israelíes del norte, con una importante población palestina.

Un palestino murió tiroteado en la madrugada en el marco de las protestas en la ciudad de Lod, tras lo que las fuerzas de seguridad detuvieron a un israelí como presunto responsable de los disparos.

Según el diario “The Times of Israel”, los manifestantes, que portaron banderas palestinas y de Hamas, atacaron una escuela, una sinagoga y varios edificios públicos. «Lod está ardiendo», afirmaron fuentes policiales. Sionistas con banderas israelíes intentaron atacar barrios con población árabe y linchar a palestinos, entre llamamientos de algunos dirigentes a pogromos. Asimismo, vehículos de palestinos eran atacados con piedras en Ramle.

También en Cisjordania hubo una respuesta letal. Un palestino murió y otro resultó por disparos del Ejército israelí.

Ambos miembros de los servicios de Inteligencia palestinos, fueron atacados en un paso militar cercano a Naplusa.

Este conflicto tiene lugar en un contexto en el que el liderazgo palestino tiene las elecciones pendientes, suspendidas precisamente por la presión israelí y el aumento de la tensión que ha aprovechado el cuestionado presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, para posponerlas. En el lado israelí también el Gobierno se encuentra en un impasse, con una crisis que amenaza con unas quintas elecciones en dos años y en la que Netanyahu intenta aferrarse al poder.

Equidistancia de la ONU y apoyo explícito de Biden a Israel

La Liga Árabe, algunos de cuyos miembros se han acercado a Israel en los últimos meses, instó a la Corte Penal Internacional a que investigue «los crímenes de guerra cometidos por Israel contra los palestinos», así como el posible desahucio de familias palestinas en Jerusalén. El secretario general de la ONU, António Guterres, repartió responsabilidades y exigió un cese inmediato de la escalada violenta. Guterres pidió a las fuerzas israelíes «la máxima contención», y consideró «inaceptable» el «lanzamiento indiscriminado de cohetes y morteros hacia centros de población israelíes», un mensaje casi idéntico al de la Comisión Europea. El apoyo del presidente de EEUU, Joe Biden, a Israel fue más explícito. «El respaldo del presidente a su derecho legítimo a defenderse es fundamental y no cederá», afirmó su portavoz.GARA