GOTZONE DE MIGUEL ALFARO
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GUTUNAK

Estudiar en pandemia

Hace algunas semanas, escuché unas declaraciones del Consejero de Educación del Gobierno Vasco Jokin Bildarratz felicitándose y felicitándonos por ser una de las pocas comunidades en las que se había mantenido la presencialidad en las aulas. Felicitación compartida por muchas y muchos ya que la educación en edades tempranas ha de ser presencial, compartiendo y relacionándose entre iguales. En los meses de confinamiento hicimos lo que pudimos, siendo conscientes de que era un parche para mantener una rutina necesaria.

Este curso lo comenzamos en el aula, sin mucha confianza de continuidad en el tiempo, dados los datos que nos llegaban de contagios. Para nuestra sorpresa, los casos en las aulas fueron pocos y así hemos ido sorteando el curso. 

Sin embargo, llegados a este punto, echamos en falta voces autorizadas y estudios que nos evidencien lo que desde el aula vemos cada día. El alumnado está cansado, triste, irascible y, por desgracia, el profesorado también. Hemos dado una pátina de normalidad a una situación que no lo es. ¿Somos conscientes de las horas que pasa nuestro alumnado con la mascarilla puesta, sin poder relacionarse con sus compañeros y compañeras de una forma natural (acercándose, tocándose...), sin poder respirar aire limpio (en la hora del patio también con la mascarilla)…?

¿Alguien se ha preocupado de registrar datos sobre cuántos alumnos y alumnas, en relación con otros cursos, necesitan apoyo psicológico porque no pueden más, porque están tristes, porque no se aguantan ni a sí mismos ni a los demás, porque se alteran por cualquier nimiedad, porque esto que estamos viviendo no es normal?

Tal vez ha llegado el momento de plantearse cómo tratar esta situación completamente anormal. 

Cuidemos a nuestro alumnado, a nuestros hijos e hijas, cuidémonos todos y todas.