Iruñe Astitz Larunbe

Después de un año de ausencia, las barracas vuelven a iruñea

En Iruñea, a las ferias de atracciones se las conoce como «las barracas». Al igual que pasa con los «garroticos», este nombre propio hace del recinto ferial una parte esencial de la fiesta. Las bocinas de las atracciones y los gritos de quienes se atreven a subirse a la barca vikinga o a encerrarse en Alcatraz se han vuelto a escuchar en el recinto ferial de la Runa después de un año de ausencia, que se ha hecho muy largo y muy duro para quienes viven de ello.

Alfonso Álvarez Martín es el presidente de la Asociación de Industriales Feriantes de Navarra (IFNA) y lleva más de 40 años trabajando en este sector, aunque nunca lo había pasado tan mal como este último. Y es que la feria es un negocio familiar, por lo que la repercusión de la pandemia ha sido aún mayor: «Se ha pasado muy mal. El mundo de la feria es un negocio familiar en el que incluyes a toda la familia. Todos trabajamos aquí. Yo tengo tres hijos y los tres están trabajando conmigo. Y de repente se te para todo en seco. No hay otro sueldo. Ha sido un parón familiar muy duro».

A eso se añade que no pudieron acogerse a las ayudas públicas, porque el suyo es un trabajo de temporada, que se acaba en otoño. «El 90% de feriantes en octubre de 2019 se dio de baja. Por lo tanto, la pandemia les cogió de baja y no pudieron recibir ninguna ayuda o acogerse a ningún ERTE».

Rafael Fernández Vallejo es otro de los feriantes que lleva toda la vida trabajando en este sector y la repercusión que el COVID ha tenido en su negocio familiar ha sido también muy grande: «Los hijos se han metido de camioneros, han estado de chóferes, ganándose la vida como han podido».

Los feriantes no han recibido ningún tipo de ayuda al gremio, más allá de la que percibieron los y las trabajadoras autónomas. Aunque Álvarez menciona que en alguna provincia del Estado Español los feriantes, al igual que los taxistas, sí que han recibido algún tipo de ayuda económica.

Zonas seguras

Tras mucho esfuerzo, han conseguido convencer a las instituciones locales de que los recintos feriales son zonas seguras. «Ponemos nuestras vallas de seguridad, el gel, limpiamos en cada pase las atracciones. Está claro que se puede hacer. 15-20 días de un parque de entretenimiento, aunque no sean fiestas, ¿por qué no?», se pregunta el presidente de IFNA.

«Nos conformamos con poco, porque partimos de la base de que estamos sin nada, por lo que cualquier cosa es buena. Entendemos que este sistema de montaje no es el que queremos, pero es necesario ahora mismo», indica Rafael Fernández.

Ya son 30 los ayuntamientos navarros dispuestos a instalar recintos feriales, con más o menos barracas, en sus respectivos pueblos. Para Alfonso Álvarez Martín, «psicológicamente, para nosotros, es muy importante. Tenemos gastos que pagar. Igual no es momento de ganar dinero, pero necesitamos estar en la calle». Así mismo, quiere agradecer al Ayuntamiento de Iruñea y a la Casa de la Misericordia por la ayuda recibida para poder instalar el recinto ferial en el Parque de la Runa.

Y es que tras un año sin atracciones ni casetas, los y las iruindarras tenían sed de barracas y los feriantes lo han notado: «El público se ha portado muy bien. Entre semana ha habido bastante gente y el fin de semana hay muy buen ambientillo. Estamos muy contentos, más de lo que preveíamos», asegura Álvarez.

Fernández Vallejo añade que las personas que se han acercado hasta las barracas lo han hecho de manera respetuosa: «La gente viene de otra manera que en sanfermines. Respetan las medidas de seguridad y han sido muy respetuosos».

Las ferias, eso sí, recogen mañana y el siguiente destino será Barañain. Después se irán a Tudela, a Lizarra...