Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Donde caben dos»

Ana Milán te invita a la revolución sexual

La actual comedia erótica que se hace en el Estado español no es tan diferente, en el fondo, de la que se practicaba durante la transición y en la época del llamado destape. A pesar del reciente intento aperturista por parte de Paco León con “Kiki, el amor se hace” (2016), que era un remake de la película australiana “The Little Death” (2014), dicha influencia foránea parece haberse diluido posteriormente, volviendo al costumbrismo doméstico, con sus eternos prejuicios y complejos de alcoba nunca superados. Todo se limita a un ligero y superficial barniz coyuntural, apreciable en la película de Fernando Colomo “Poliamor para principiantes” (2021), y que se repite de nuevo en “Donde caben dos” (2021), realizada por un Paco Caballero que viene de la comedia localista con su ópera prima “Perdiendo el Este” (2019).

El lanzamiento promocional simula, desde el cartel mismo y el trailer con la canción de la Casa Azul “La revolución sexual”, una orgía para los sentidos, que llegada la hora de la verdad el espectador ha de imaginarse como sugestivo fuera de campo alimentador de fantasías erótico-festivas. Lo que en realidad ve es una comedia coral de enredo con su habitual confusión entre romanticismo y pura atracción física, dividida en cinco episodios o tramas dentro de un conjunto irregular, como no podía ser de otra forma dado el concurso de cuatro guionistas.

La tensión, si es que la hay, surge del conflicto permanente entre liberación y conservadurismo, entre total desinhibición y fidelidad a la pareja o a la institución matrimonial.

Es la sensación que queda al final, tras escuchar la voz en off de Ana Milán, que ejerce como maestra de ceremonias, o lo que viene siendo la madame del Club Paradiso, un local de intercambios para swingers. Su discurso no deja de ser moralizante, puesto que presenta los servicios que ofrece en su negocio como terapéuticos, como parche para la rutina conyugal.