Fede de los Ríos
JO PUNTUA

¡Oh Vulcano!

Las imágenes del volcán Cumbre Vieja escupiendo lava el pasado domingo eran inquietantes por la cercanía de poblaciones que habitan sus laderas. Pronto los temores se convertían en certeza. Miles de isleños perderían su hogar. Los afectos y recuerdos unidos a objetos cotidianos se desintegrarían en el magma. Una pérdida mucho más allá de lo material. Una tragedia provocada por la naturaleza que, en principio, por aquello de «nada humano me es ajeno», en los biennacidos genera empatía y solidaridad espontáneas. En los malnacidos, en cambio, apóstoles del amor propio, la tragedia de otros, les brinda oportunidad de negocio, nicho de mercado dicen ellos. La tragedia convertida en mercancía a través del espectáculo.

Las cadenas llamadas generalistas dedicadas al entretenimiento que, en un primer momento, utilizaron corresponsales para la información, mandan a sus primeros espadas para construir un relato ideologizado de lo que allí acontece. Todos compiten por ver quién está más cerca del peligro.

Una tremebunda y sofocada Susanna Griso con voz trémula, ahogo va y asfixia viene, nos comunica, micrófono en mano, que la lava desprende mucho calor. Acto seguido habla de la visita de los reyes de España (Sus Majestades, dice). Su presencia ha reconfortado a la población. Y entrevistando a un guardia civil dice que realizan un trabajo impagable.

El apocalíptico Pedro Piqueras describe como la lava avanza hacia abajo, hacia el mar por ser una isla, cosa que su jefa Ana Rosa, poco amiga de las leyes de la física, parecía desconocer.

Cristina Pardo, rebozada en ceniza, describe el ruido del volcán como una pista del aeropuerto de Barajas. Lydia Lozano de Sálvame iba preguntando a todo el que se encontraba si conocía a alguien que lo estuviera «pasando mal».

Mientras los afectados sufren hay quien se saca selfies con el volcán de fondo.

Quizás si los lugareños, ofrecieran a estos canallas en sacrificio, lanzándolos al interior del Cumbre Vieja, el dios Vulcano diésese por satisfecho y todo vuelva a la normalidad. Es una idea.