Xabier Makazaga
Investigador del terrorismo de Estado
GAURKOA

Guerra sucia: ningún caso resuelto

La Justicia española nunca ha querido saber nada sobre la identidad de los máximos responsables de la guerra sucia; entre ellos, el bien conocido señor X. Tampoco ha mostrado interés alguno en esclarecer por completo ninguno de los innumerables crímenes cometidos por el Estado español, con la complicidad del francés, sirviéndose de las más variadas siglas: ATE, GANE, BVE, GAL etc.

Una buena prueba de ello es lo sucedido en el caso del secuestro en Hendaia, en diciembre de 1983, de Segundo Marey, la primera acción reivindicada usando la sigla GAL. Se trata de un caso que casi todo el mundo da por absolutamente resuelto y por eso lo he elegido para mostrar, y demostrar, que ni tan siquiera ese se resolvió por completo. Y lo que es peor, tanto los secuestradores, como jueces y autoridades, todos, mintieron descaradamente y hoy día la gran mayoría de la gente toma esas mentiras por verdades incuestionables.

Por ejemplo, afirmaron que el verdadero objetivo del secuestro era el refugiado Mikel Lujua y que se dieron cuenta del error cometido en cuanto Marey fue entregado en la muga al subcomisario José Amedo, organizador de las acciones de guerra sucia cometidas usando la sigla GAL. La Justicia española dio por probado que fue eso lo que sucedió, pero es imposible que el objetivo fuese Lujua y que se apercibieran del error en la muga.

El objetivo no pudo ser Mikel Lujua porque nunca tuvo nada que ver con las finanzas de ETA y es evidente que los autores estaban persuadidos de haber secuestrado al «tesorero de ETA». En efecto, «altos cargos de la Policía española» le contaron al periodista Carlos Yarnoz, del diario “El País” que Marey «fue interrogado fundamentalmente sobre personas, empresas y entidades que pagan el impuesto revolucionario a ETA, así como sobre el destino de las cantidades económicas obtenidas por ese sistema». Además, los secuestradores dejaron muy claro en la reivindicación que lo habían secuestrado «por participar en el cobro del impuesto revolucionario».

Lo que es indiscutible es que sometieron a Marey a torturas, hasta que se tuvieron que rendir a la evidencia de que aquel pobre hombre nada podía tener que ver con ETA. Así lo denunció el propio Marey: «Fue una tortura sistemática. Eran profesionales (...) Se reían de mi postura, de mi dolor. Tenía alucinaciones, pesadillas espeluznantes que se han repetido desde entonces». A pesar de ello, la sentencia condenatoria del caso Marey no mencionó para nada las torturas que sufrió y encima los jueces afirmaron que los secuestradores no lo interrogaron. Así es como ha «resuelto» la Justicia española los escasos casos de tortura y guerra sucia que constan como oficialmente resueltos.

Hoy día, tanto Amedo como el señor X siguen pretendiendo que el secuestro de Segundo Marey fue solo un «error relativo», cuando saben de sobra que la metedura de pata fue de escándalo. También saben que fue duramente torturado porque estaban persuadidos de que era «el tesorero de ETA», pero la Justicia nunca les ha cuestionado al respecto.

Por otra parte, en su día se habló mucho de un secuestro fallido que tuvo lugar mes y medio antes de que secuestraran a Marey. Sucedió en la misma villa de Hendaia y la víctima fue el refugiado político Joxe Mari Larretxea. Sin embargo, muy poca gente sabe que, pocos días antes, se produjo otro intento fallido en Iparralde, el del también refugiado Kandido Ostolaza. Un primer intento en el que la Policía francesa detuvo a cuatro policías españoles, ilegalmente armados, que fueron puestos casi de inmediato en libertad. Lo volvieron a intentar pocos días después con Larretxea y volvieron a detener a cuatro policías.

Entre ambos secuestros fallidos, los guardias civiles del cuartel de Intxaurrondo, a las órdenes de Galindo, sí que consiguieron secuestrar a Lasa y Zabala. He ahí otro caso que se considera resuelto, pero es obvio que hubo bastantes más implicados que los finalmente condenados y que estos no han pagado un solo día de cárcel.

Lasa y Zabala fueron secuestrados en Baiona y después torturados, asesinados y enterrados en cal viva en el Estado español. ¿Alguien duda que otro tanto les hubiese sucedido a Ostolaza y Larretxea de no haberse frustrado sus secuestros? Y Marey también hubiese acabado asesinado y enterrado en cal viva de haber tenido la más mínima relación con ETA.

Los cuatro policías que intentaron secuestrar a Kandido Ostolaza estaban destinados en Bilbao y actuaron a las órdenes de Amedo. Los policías que torturaron durante su cautiverio a Segundo Marey también. ¿No cabe sospechar que, muy probablemente, algunos de quienes fueron detenidos cuando intentaban secuestrar a Ostolaza participaron después en el secuestro de Marey? ¿Quiénes ordenaron que fueran puestos en libertad y se ocultara su identidad cuando los detuvieron en Iparralde ilegalmente armados? ¿Quiénes fueron los responsables de que pudieran seguir practicando la guerra sucia financiada con los fondos reservados del Gobierno español y la complicidad del francés?

Como se ve, aunque la gran mayoría de la gente crea lo contrario, el caso Marey está muy lejos de estar resuelto. Y no hay voluntad alguna de resolverlo. Por eso es tan necesario que se investigue a fondo todo aquello, porque todas las víctimas tienen derecho a la verdad sin la que es imposible que reciban la justicia y reparación, con garantías de no repetición, a las que también tiene pleno derecho.

Segundo Marey murió prematuramente a causa de las secuelas que le dejó la tortura, sin que la Justicia española reconociera la verdad sobre las torturas que sufrió y tuvieron un terrible impacto en su vida. Murió sin haber recibido la verdad que se sigue negando a miles de víctimas del terrorismo de Estado; muy en especial, a las de la tortura.

¿Cuándo van a recibir esa verdad que se les niega con tanto encono?