Fede de los Ríos
JO PUNTUA

De oligarquías malosas

La cosa anda confusa. La confirmación por parte de la ONU de centenares de muertos civiles ocasionados por el ataque de las tropas rusas, el bombardeo de objetivos no militares y el éxodo obligado de millones de ucranianos exige un posicionamiento ético y moral con el que poder intervenir en el campo de la política. Y es difícil abstraerse de los chirridos, graznidos y cacareos de tanto experto sobrevenido en geopolítica y el arte de la guerra (dicen que en los alrededores del mausoleo de Sun Tzu a orillas del Yangtsé y a los pies de la tumba de Carl von Clausewitz, allá en la Silesia, se oyen en distintas lenguas iguales blasfemias y exabruptos contra las autoras de los días de los tertulianos españoles).

¿Debemos ir de voluntarios a engrosar las filas del batallón nazi Azov de la Guardia Nacional de Ucrania como pedía en el teleberri de ayer, desde Kiev, un joven catalán defensor de la unidad de España? Cuando el referéndum catalán, la Unión de Veteranos de Ucrania ofreció «al Rey y al Gobierno de España 300 de sus mejores hombres para combatir a los independentistas». De bien nacidos es ser agradecidos.

¿Y la izquierda de Ucrania? Resulta difícil conocer sus planteamientos, la democracia ucraniana la ilegalizó en 2014. Eran todos terroristas. De la izquierda rusa sabemos de su oposición a la guerra y su denuncia tanto de las injerencias políticas de la OTAN en los países fronterizos con Rusia como del belicismo imperial de Putin que intenta tapar la crisis social y económica.

El jefe Biden nos habla de la oligarquía rusa, que debe ser la oligarquía mala. Contra ella anuncia la «prohibición de importaciones como diamantes, vodka o marisco». Ahora Maduro es «Mister Oil».

El inefable Josep Borrell, el de «OTAN, de entrada No», como solución a la crisis económica aboga por bajar la calefacción; como solución a la guerra, unificar los ejércitos europeos bajo la dirección de la OTAN.

Quieren que elijamos entre oligarquías, nos toman por oligofrénicos.