Arriska Films, Focus Audiovisual y Nakatomi Films han respaldado desde la producción la adaptación en formato cinematográfico de la obra de teatro escrita por Joel Joan y Héctor Claramunt, la cual ha cosechado un gran éxito de crítica y público. A pesar de que el título pueda indicarnos de que se trata una nueva película de terror enclavada en el subgénero de terror “slasher” –al igual que en la producción estadounidense de 2019 titulada “Escape Room” y dirigida por Adam Robitel–, poco o nada de sobresaltos topamos en lo que se descubre como una divertida y ácida comedia condimentada con unas suculentas dosis de suspense. En este su debut en la dirección cinematográfica, Claramunt se decanta por el ingenioso ejercicio de colocar al espectador ante el espejo y que disfrute con situaciones y personajes muy reconocibles. Un grupo humano que se reduce a dos parejas que en su empeño por compartir unas entetenidas jornadas dentro de una escape room que parece diseñada por científicos locos nazis, se convierte en una alocada seerie de situaciones en las que los cuatro protagonistas ponen a prueba su amistad a medida que van sucediéndose las pruebas que deben superar para salir airosos y libres de su encierro.

Dichas situaciones límites tiene como objetivo sacar a relucir lo que pretende el filme, realizar una entretenida y saludable reflexión en torno a cómo nos comportamos ante situaciones límite y de paso, trastocar los roles de la pareja que siempre se pierden entre difusas neblinas de supuesta confianza.

La excelente labor del cuarteto protagonista, entre ellos el propio Joel Joan, logra llevar a buen puerto esta propuesta en la que adquiere especial relevancia su calculada crítica social.