Carlos GIL
Analista cultural

Aspiraciones

Hace tiempo que no hablamos de los montos presupuestarios dedicados a la Cultura. ¿Han aumentado, bajado o se han mantenido en los mismos niveles? Desde que empezaron a existir consejerías, concejalías y departamentos de cultura, me ha costado mucho admitir la manera en la que se contabilizan los presupuestos.

Por ejemplo, si alguien suma los presupuestos dentro de un territorio con gobierno, diputaciones, ayuntamientos y lo que puede llegar del Estado español o de Europa, salen unas cifras bastante sorprendentes, por lo que tienen de abultadas, pero si ponemos la lupa de la disección nos da una imagen más ajustada.

Las cifras globales contabilizan todo lo que es estructural; es decir, el capítulo uno de las instituciones y organismos que gestionan o tramitan esas cantidades, por lo que de verdad llega, en el caso de las artes escénicas, a los escenarios y su uso y disfrute de la ciudadanía son cantidades bastante menores.

Porque con los años se han ido acumulando trámites y burocracias y en estos momentos intervienen muchos estamentos funcionariales o de intermediación para que una obra se pueda disfrutar por las espectadoras en cualquier población. Las aspiraciones de algunos sectores por buscar mayor eficacia chocaron con la realidad de una administración jerarquizada y blindada donde no caben excepciones que aligeren o simplifiquen los trámites tasados.