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JERSON

Lejos de los combates, Jerson trata de sortear la penuria económica

Con el sonido de la guerra a unos kilómetros, en Jerson, el oblast que plantea integrarse en Rusia, la principal preocupación son los salarios y el empleo. Un grupo de periodistas visitó la región en un viaje organizado por el Ministerio de Defensa ruso.

En Jerson, la única región de Ucrania completamente controlada por el Ejército ruso y las fuerzas prorrusas del Donbass, la Administración puesta en marcha por Moscú clama por la anexión a Rusia.

Aquí, la lucha no fue feroz. Desde la vecina Crimea, las tropas tomaron la región y su capital homónima a principios de marzo, mientras las fuerzas ucranianas se concentraban en defender Kiev. En la ciudad no hay destrucción visible, pero en las carreteras regionales hay algunos vehículos militares carbonizados. El frente está a unas pocas decenas de kilómetros al norte, aunque las tropas ucranianas bombardean algunas zonas desde la vecina Mykolaiv. Esporádicamente se oyen ráfagas de fuego de artillería o defensa antiaérea.

Durante una visita a un depósito de trolebuses, un conductor, Alexander Loginov, de 47 años, señala a AFP que «la gente es muy cautelosa», y que está preocupada por la inestabilidad, el cierre de los bancos o los salarios. «Francamente, es la guerra», añadió, pronunciando esta palabra que Rusia ha prohibido.

El nuevo alcalde, Alexander Kobets, dice concentrarse en dos tareas: «Que la población no se sienta abandonada» y, por supuesto, el apego a Rusia.

Grupos en Telegram informaron de protestas dispersadas por el Ejército ruso, protestas que Rusia y sus aliados minimizan.

«Muchos están a favor de pertenecer a Rusia y no convertirse en una república recién creada» como las del este de Ucrania, afirma Kobets, que indica que las manifestaciones proucranianas fueron limitadas. Aunque en la ciudad misma la presencia del Ejército ruso es discreta, en el campo, los puestos de control son patrullas regulares y visibles cerca de los macizos forestales.

Las autoridades ucranianas estiman que el 45% de los 300.000 habitantes de la ciudad han huido, así como alrededor del 20% de la población de la región, estimada antes de la ofensiva en un millón de personas.

Problemas económicos

En la ciudad, más de la mitad de los comercios y cafés que pudo ver AFP estaban cerrados. Económicamente, Rusia está avanzando sus peones. El lunes, las autoridades introdujeron oficialmente el rublo como moneda junto con la hryvnia ucraniana. Con dos millones de hectáreas de tierra cultivable, la región también constituye una parte no desdeñable del poder agrícola de Ucrania. Aunque los campos no sufrieron los combates, Kiev acusa a Rusia de haber saqueado los silos de granos allí, alimentando el riesgo de una crisis alimentaria mundial.

El alcalde tiene otra interpretación. Reconoce que a Rusia van cereales, frutas o verduras, pero porque la vía de exportación por el mar Negro y el paso al resto de Ucrania están bloqueados. «La trayectoria de las exportaciones ha cambiado, ya que el puerto marítimo comercial está bloqueado, los envíos previstos para la exportación se detienen. Y los envíos de nuestros agricultores se dirigen a Crimea», explica.

En Skadovsk, a 100 kilómetros al sur, Vera Mironenko sostiene que «todos viven de sus ahorros, los negocios están cerrados. Yo trabajaba en una tienda, pero me tuvieron que despedir», y refiere «precios estratosféricos» y falta de medicamentos. «Somos pacientes mientras esperamos que la vida mejore (...) esté quien esté en el poder», añade.

«Intensidad máxima» de la ofensiva rusa

Las autoridades ucranianas describen la ofensiva rusa en el Donbass como de «una intensidad máxima» y aseguran encontrarse en una situación extremadamente difícil. Demandan armas de mayor alcance para poder hacer frente al avance ruso. Señalaron que el Ejército ruso bombardeó en las últimas horas 41 poblaciones matando al menos seis personas, y que destruyeron 52 edificios residenciales y otros objetivos civiles, incluidos escuelas y una instalación sanitaria, además de dañar infraestructuras ferroviarias. Aun así, la viceministra de Defensa, Ganna Malyar, se pronunció en contra del «pacifismo débil» y de quienes «regresan una vez más, al cajón vergonzoso de Munich, la idea traicionera de apaciguar al agresor». Por su parte, Moscú comunicó la destrucción de un centro de Inteligencia en la región de Mykolaiv, en el sur, ataque en el que habrían fallecido 11 militares ucranianos y 15 «especialistas extranjeros».GARA