La historia real que inspira esta película se conoce gracias a la investigación periodística que siguió al gol marcado por Valdo con Osasuna, cuando se levantó la camiseta rojilla y debajo dejó ver en otra una leyenda que decía: “gracias, hermana Marina”.

La pregunta era por qué el bueno de Valdo, que actualmente juega en el Izarra, dedicó aquel tanto osasunista a una monja.

La razón era que Valdo, de ascendencia caboverdiana en cuanto que fue esa selección nacional con la que jugó, se crió en el orfanato de la Casa de Caridad de Aravaca, donde fue la tal sor Marina la que le inició en el fútbol.

La mujer continúa en la Orden de las Esclavas a sus 94 años, y se ha podido reencontrar con Valdo gracias a la película. Le destinaron allí como profesora de verano y se encontró con unos niños desmotivados, cuya única esperanza era escapar de su cautiverio, aunque solo fuera por las noches.

Se le ocurrió formar un equipo de fútbol para que fueran recobrando la ilusión, y de ahí salió Valdo. En la ficción Sor Marina se convierte en Carmen Machi.