Raimundo FiTERO
DE REOJO

Entremeses variados

Lo gastro es una obsesión, una manía, una moda, un discurso y una forma de subir los precios. Además, con tantas ínfulas, han liquidado ofertas magníficas en las cartas transversales: los entremeses variados. Si se mira con perspectiva, la auténtica cocina de fusión se concretaba de manera humilde y popular con la mezcla de chacinería, encurtidos, ensaladas frías y algo de pleitesía local, con la incorporación de algún detalle regional incuestionable.

Hoy hay mucha gramática parda en las cartas. Cada día aumenta la forma de definir platos dentro de una nueva liturgia de consumo. Si se cierra un establecimiento de restauración de toda la vida, tiene una nueva vida convertido en una fantástica muestra de la decoración universal convertida en lenguaje consumista acrítico. ¿Tienen adscripción ideológica estos lugares donde los pintxos flotan, las copas son cada vez más inmensas, y el servicio se elije dependiendo de los likes que se tiene en las redes sociales? Es una versión ligera de los impulsos de nueva cocina, pasados por la teoría de cuerdas en las que resulta que una buena decoración, una magnífica sonrisa y unos delantales de diseño importan más que el delicioso corte a mano del jamón.

Las generaciones vigentes, desde la A hasta la Z, han convivido con estos cambios formales en los lugares de ocio y encuentro. Sería una manera de entender una educación no sentimental, sino de alterne, a través de las barras de los bares y de las cartas de los restaurantes. Es decir, la mejor manera de analizar la evolución de la política. O la gastro política. O los entremeses variados ideológicos.