Manex ALTUNA
BILBO
Entrevista
ANDY TOWNSEND
Capitán de Irlanda en los noventa

«Jack Charlton es uno de los pocos venerados en su país e Irlanda»

Andy Townsend (Maidstone, 1963) formó parte de la selección que lideró desde el banquillo Jack Charlton, mito del fútbol inglés al ganar la Copa del Mundo en 1966 y que triunfó en los noventa con la República del sur de Irlanda alcanzando los cuartos de final en el Mundial de Italia y los octavos en Estados Unidos.

Nacido y criado al sur de Londres, el origen de su familia permitió a Andy Townsend formar parte de la época dorada del fútbol irlandés. Disputó 70 encuentros internacionales entre 1989 y 1997, además de hacer siete goles y ejercer de capitán. Fue un centrocampista trabajador con capacidad de llegada y una prolífica carrera en la Premier League.

En la actualidad ejerce de comentarista en radio y televisión y esta semana ha estado en Bilbo con motivo del festival Thinking Football que organiza la Fundación del Athletic Club. En la jornada inaugural se proyectó la película ‘Finding Jack Charlton’ que narra la historia del que fue su entrenador y cómo perdió la memoria en los últimos años de su vida.

¿Quién era Jack Charlton?

Fue un jugador muy exitoso, un hombre de familia y un entrenador carismático, con mucho carácter y las ideas claras. No era un tipo complicado de entender, iba de cara en todos los sentidos, aunque a veces no te gustara. Tenía mucha personalidad y era muy leal con sus jugadores, su familia y también con su tierra. Era un individuo único, una fuerza de naturaleza cuando entraba en una habitación y con una gran capacidad comunicativa.

 

¿Dónde fue más venerado, en Irlanda o en Inglaterra?

Fue muy admirado y querido en Irlanda por el magnífico periodo vivido en la selección de fútbol durante diez años. Nunca se había conseguido algo así, enlazando la clasificación para la Eurocopa de 1988 con los Mundiales de 1990 y 1994. Fue una época muy especial, pero al mismo tiempo siempre será uno de los héroes de Inglaterra puesto que ganó el Mundial de 1966 como jugador. Será uno de los pocos ingleses admirados y que fueron populares en Inglaterra y también en Irlanda.

Su compañero Paul McGrath, que fue defensa del Manchester United y Aston Villa, le describe como un padre ya que le ayudó con sus problemas con el alcohol. ¿En la selección eran conscientes de esta situación y cómo la abordó su entrenador?

Sí, estuve jugando con él en el Aston Villa y, como compañeros de equipo, sabíamos lo que le pasaba. Es complicado para un entrenador gestionar esas situaciones ya que tienes que ser duro con los jugadores, pero también hace falta ser un líder o un padre para arrimar el hombro con una persona que lo necesita porque está mal. Jack Charlton era muy bueno en eso. Entendía las dificultades que tenía, le ayudó y confió en él como jugador.

Tenía ya 25 años cuando le convocaron por primera vez, ¿cómo le convencieron?

Empecé a jugar de manera profesional a los 21 años, fui un jugador tardío. Tony Cascarino -delantero centro de Irlanda en aquella época- le habló de mí al fichar por el Southampton. Ambos crecimos juntos, jugamos en los mismos equipos de niños y sabía de mis raíces irlandesas. Charlton vino a verme cuanto estaba en el Norwich jugando a buen nivel. La oportunidad me vino de repente y no tuve ningún problema en aceptar.

Los mejores años de Irlanda arrancan en la Euro de 1988 con la victoria ante Inglaterra.

Ver cómo Irlanda le ganó a Inglaterra supuso un gran impacto. El portero Packie Bonner comenta eso en la película sobre Charlton. Ese triunfo cambió la mentalidad de esa generación de futbolistas y se dieron cuenta de que se podían conseguir grandes logros.

En el Mundial de Italia fueron eliminados en cuartos frente al anfitrión y en Estados Unidos cayeron en octavos contra Holanda. ¿Cómo se construyó ese equipo?

Lo primero en el fútbol es contar con buenos jugadores, sino no se puede ganar. Teníamos buen equipo y Charlton le fue dando consistencia a base de partidos. Formó un grupo de jugadores, contando con los mismos 14-15 futbolistas durante años. Él nos conocía y nosotros le entendíamos.

Se forjaron también buenas relaciones.

Formamos un grupo fuerte y único con unas relaciones personales y una amistad muy grande. Nos encantaba estar juntos y nos divertíamos. Charlton también participaba haciendo grupo, saliendo a tomar una cerveza y diviertiéndonos. El ambiente era formidable y todo el mundo quería ser parte de ello.