GARA
BARCELONA

Junts mantiene el pulso con ERC en pleno aniversario del 1-O

JxCat evitó abandonar el Govern catalán tras la destitución de su vicepresident, Jordi Puigneró, por parte de Pere Aragonès, y planteó una negociación exprés en 72 horas para que el president concrete el cumplimiento del acuerdo de Gobierno, seguida de una consulta a la militancia de Junts la próxima semana sobre la continuidad en el Ejecutivo.

Jordi Turull y Laura Borrás explicaron las decisiones de la Ejecutiva de Junts tras nueve horas de reunión.
Jordi Turull y Laura Borrás explicaron las decisiones de la Ejecutiva de Junts tras nueve horas de reunión. (David ZORRAKINO | EUROPA PRESS)

El Govern catalán sigue pendiendo de un hilo. Su crisis se alarga y planeará mañana sobre los actos del aniversario del referéndum de independencia de 2017.

Tras otra jornada de reunión maratoniana, la Ejecutiva de Junts decidió ayer no salir por ahora del Govern y dejar en manos de su militancia la decisión de continuar o no en el Ejecutivo catalán en una consulta que celebrará la semana que viene, los próximos 6 y 7 de octubre.

El president, Pere Aragonès, había dejado el miércoles la pelota en el tejado de sus socios de Gobierno al cesar al vicepresident, Jordi Puigneró, como respuesta a lo que estimó una deslealtad por parte de Junts: que no le informara sobre la petición de su partido para que someta a una moción confianza.

Aragonès evitaba materializar la ruptura, pero dejaba en manos de Junts la respuesta a un movimiento que Junts calificó de «error histórico».

Durante la jornada de ayer siguió pendiente la posibilidad de la salida de la formación del Ejecutivo.

Finalmente, el secretario general de Junts, Jordi Turull, y su presidenta, Laura Borràs, confirmaron que, de momento, el partido no sale del Govern y anunciaron dos pasos consecutivos.

Negociación exprés

El primero es intentar un nuevo acercamiento a ERC, en el que este fin de semana se le plantearán condiciones y garantías de «cumplimiento del acuerdo de Gobierno». La formulación es similar a la que se trasladaba a Aragonès con la moción de confianza, que queda aparentemente en un limbo, pero se reformula ahora como negociación directa cara a cara.

Turull evitó concretar cuáles son esas condiciones y garantías que se reclaman, indicando que es lo más adecuado para apurar este último intento, para el que ponen de plazo hasta el domingo. «Sería de muy mal gusto», afirmó.

Tras esta negociación, se atisbará ya si la fórmula conjunta tiene alguna viabilidad en un marco de discrepancia estratégica total o si simplemente ambas formaciones están maniobrando para hacer que sea la otra la que rompa la baraja.

A ello le seguirá una propuesta de la dirección que será sometida a consulta entre las bases de Junts, de modo que estas decidirán si esta fuerza continúa o no en el Govern, en una pregunta que será decidida el lunes por la dirección de JxCat.

La secuencia es tan rocambolesca que un periodista preguntó a Turull qué ocurriría si en la negociación se produce un acuerdo (improbable) para mantener el Govern de coalición y luego las bases rechazan esta propuesta y prefieren romperlo.

Turull indicó que esta negociación exprés no es un «ultimátum» y que las bases tendrán «absoluta libertad de voto». «El momento es transcendente. Nos jugamos mucho en estas 48 horas», afirmó al tiempo que eludía entrar en los aspectos concretos que reclaman en la negociación.

Se limitó a decir que abordarán la unidad estratégica, la negociación sobre la amnistía y la autodeterminación, y la coordinación sobre la estrategia de Gobierno en Madrid,

No obstante, Junts mantiene su argumentario contra ERC, según el cual Aragonès está incumpliendo el compromiso bilateral de «materializar la independencia. Porque Junts quiere materializar la independencia», indicó Borrás.

Turull explicó la extensa duración de la reunión, que hacía prever un desenlace definitivo del litigio, señalando que había que dar la voz a todas las personas presentes, cerca de 40, y aseguró que fue un debate muy intenso porque el objetivo del mismo era cómo lograr la independencia. «Se ha hablado muy poco del partido y mucho del país», aseguró.

En la reunión también intervino, de forma telemática, el eurodiputado y exconseller Toni Comín, que verbalizó la posición del president Carles Puigdemont, quien urgió a convocar el lunes la consulta.

«Hay margen»

Unas horas antes, la consellera de Acción Exterior y Gobierno Abierto de la Generalitat, Victòria Alsina, nombrada en el cupo de Junts, defendió que «hay margen para materializar» el acuerdo de Govern y recuperar el espíritu de unidad del 1-O.

Por su parte, la consellera de la Presidencia de la Generalitat, Laura Vilagrà (ERC), descartó «con rotundidad» la convocatoria de elecciones y defendió la vigencia del Ejecutivo. «El Govern continuará, el Govern está vigente. Justamente empezó hace un año y medio. Tenemos un programa de Govern que estamos ejecutando», subrayó en Catalunya Ràdio.

Vilagrà confió en que a partir de ahora «tenemos que poder contarnos las cosas, tenemos que trabajar con lealtad», pero en otra entrevista en Rac 1 se mostró más crítica al señalar a Junts que «no se puede estar en misa y repicando, no se puede ser Govern y oposición». Así, acusó a su todavía socio de haber presentado la posibilidad de que Aragonès se someta a una cuestión de confianza «con nocturnidad y alevosía» al no haberlo comunicado previamente.

Illa: «Está en tiempo de descuento»

Para el primer secretario del PSC, Salvador Illa, el Govern de ERC y Junts está «en tiempo de descuento», aunque avanzó que su grupo votará en contra de que el president, Pere Aragonès, se someta a una cuestión de confianza, como ha pedido el PP en una propuesta que se votará hoy en el Debate de Política General y la CUP en otra que se debatirá en el pleno del Parlament de la próxima semana. «Están pensando solo en ellos mismos y malgastando el tiempo de los catalanes», criticó Illa, que acusó a los dos partidos que forman el Govern de estar centrados en cálculos electorales.

Illa eludió valorar la reacción de Aragonès a la cuestión de confianza que planteó Junts el martes o si el president debería convocar elecciones o bien buscar acuerdos para gobernar o hacerlo en solitario, en el caso de que Junts decida abandonar el Ejecutivo. A su juicio, es Aragonès quien deberá explicar cómo se plantea actuar, aunque recordó que fue president por los votos de los diputados de la CUP y Junts por lo que, si ambos le retiran la confianza, «deberá decir qué piensa hacer». Con todo, opinó que «son momentos de tener gobiernos fuertes, con estabilidad» y rechazó concretar si se decanta por elecciones anticipadas o por pactar con un eventual Govern de ERC.

También la líder de los Comuns en el Parlament, Jéssica Albiach, consideró que el Govern ya está roto y que ERC y Junts han empezado una carrera para ver quién es el culpable. «Es una coalición que ya está muerta. El martes se pitó el final de la coalición, ahora estamos en el tiempo de descuento», coincidió.

Acusó a Aragonès, de haber perdido una oportunidad para cerrar la crisis del Govern, porque estima que el cese de Puigneró no es suficiente. «Ha dejado la crisis abierta», señaló. «Es una especie de tomadura de pelo. ¿Por qué tendríamos que creer que ahora por cesar al vicepresidente Puigneró se solucionarán las crisis, cuando es un Govern que está en crisis permanente?» se cuestionó. Sobre un eventual pacto estable de los Comuns con ERC, dijo que se debería preguntar su objetivo. GARA