Carlos GIL ZAMORA
Analista cultural

Una escuela permanente

He pasado cinco días en Cluj, una ciudad rumana de cerca de cuatrocientos mil habitantes, en su encuentro internacional donde el Teatro Nacional muestra a una serie de invitados de diferentes partes de Europa una selección de sus producciones de los últimos meses. De todos los formatos y géneros, con la interpretación de los miembros titulares de la compañía estable.

Hemos podido ver una magnífica versión de “Tres hermanas”, de Chejov; un texto grotesco adaptado en modo concierto de una novela rumana; una obra absolutamente brutal escrita por una joven dramaturga que funde en una espeluznante dramaturgia dos casos reales de violencia de género; también una obra que en un tono más relajado nos contaba una situación tragicómica sobre un casting para un supuesto espectáculo japonés que escondía la trata de blancas. Y como colofón, el que me pareció más impresionante, una versión de “Las amargas lágrimas de Petra von Kant”, en una deslumbrante puesta en escena, muy sofisticada en estética, movimientos e interpretaciones que entraba de pleno en un mensaje LGTBI.

Todo a un nivel alto, con algunas actrices excepcionales, ya que las pudimos ver hasta en cuatro personajes diferentes para poder reconocer su versatilidad y calidad. Una compañía estable, es una gran escuela, además de muchas otras cuestiones que la convierten en una opción de futuro muy recomendable por su eficacia.