Vivo en la más pura contradicción metodológica. Escucho las conclusiones científicas de un especialista en paleogenética que informa sobre la desigualdad heredada. Los estudios de paleontología genética han revelado que, en la península ibérica, el factor Y prevalente viene de los patriarcas que venían del Este en migraciones guerreras hace siglos que llegaban a tener una descendencia de cien hijos, y su hijos, nietos, biznietos y tataranietos, mantenían esa cuota de mercado de reproducción de la estirpe, y eso va marcando la desigualdad. Dentro de mi confusión post roscón, me mantengo en contra del determinismo biológico. Creo en la educación, la meritocracia y otros factores que parece que estos científicos niegan diciendo que la herencia no es solo económica y patrimonial, sino que son fruto de una muy especial selección de la especie.

Solamente existen soluciones finales para acabar con la desigualdad. Yo veo la historia de los Borbones y entro en un baile de alteraciones teóricas de masa madre. O miro a la monarquía británica, que está viviendo una descomposición televisada y que genera individuos como el actual rey Carlos III que es un claro ejemplo concordante con las investigaciones de la paleogenética y sus hijos, donde se manifiestan muestras variables del mismo virus. El pelirrojo, el que pretende hacerse el rebelde, resulta que escribe con desfachatez total que cuando sirvió en el ejército, pilotando helicópteros, mató a varias decenas de talibanes y otras hazañas bélicas que demuestran como la idiotez es compatible con la desigualdad de clase.