Mikel INSAUSTI
EL TRIÁNGULO DE LA TRISTEZA

La nave de la belleza en el mar de la estupidez

La lucha de clases histórica no tiene nada que ver con las relaciones de poder en el nuevo milenio, por lo que Östlund utiliza esa división social para hacerla saltar en mil pedazos. Sitúa en la punta de la pirámide el culto a la imagen, como un valor intercambiable al que solo le falta cotizar en bolsa. El cineasta sueco hizo una encuesta entre escolares de su país en la que salió que la mayoría valoraban más la belleza que la inteligencia, y de ahí surge el título de la película. Dentro de la cada vez más cotizada cirugía estética se denomina “triángulo de la tristeza” a las arrugas del entrecejo que en el rostro humano muestran el sufrimiento acumulado. Hoy en día se eliminan como uno se cambia de chaqueta, así sin más. Pero todavía no existe una cura para la estupidez humana, que no se puede operar o extirpar.

Östlund hizo la postproducción de la película en su casa de Mallorca, en el pueblo de Felanitx. Lo que en parte explica la importancia que concede al tercer acto de la isla, por encima del primero de la pareja de modelos o el segundo del barco. Le había salido una película de tres horas y media, así que organizó un test en la azotea de un bar con unos treinta vecinos y vecinas, que le recomendaron sacar la tijera, a lo que hizo caso cortando más de una hora. Allí prepara su nuevo artefacto contra el mundo moderno, que se titulará “The Entertainment System is Down”, y que versa sobre la caída de los sistemas de conexión a Internet durante un vuelo de larga duración, en el que el pasaje descubrirá el aburrimiento.

La metáfora de la tormenta y el naufragio es muy clásica, y en la película de Östlund representa la certeza evidenciada por la crisis pandémica de que cualquier obstáculo, accidente o imprevisto saca a relucir las carencias éticas de la sociedad y su superficial y vacua idea de la existencia basada en el lujo y el capricho.