EDITORIALA

Para que digan que no se pueden hacer las cosas de otra forma

En política, las cosas se pueden hacer de muchas maneras. Entre otras, se pueden hacer bien o mal. No siempre depende de la voluntad. Es decir, el resultado de decisiones tomadas desde la mejor de las voluntades puede ser tremendo. Y decisiones impulsadas por la sed de venganza, el rencor o el cálculo miserable pueden tener un efecto virtuoso.

Así ha sucedido con la campaña auspiciada por Covite para lograr lo que la ley no puede permitir en justicia: el veto a las personas que han cumplido sus condenas. La decisión de siete militantes de hacerse a un lado en las listas de EH Bildu para contribuir a la convivencia y la paz ha roto los esquemas de quienes desean que no hagan política.

En Euskal Herria, en 2023, intentar recrear el Pacto de Ajuria Enea puede situarte en el lugar del japonés que no sabía que la guerra había terminado, en la palmera del Foro de Ermua. Que el PNV juegue a eso, alimentando la agenda de los reaccionarios españoles, es una terrible irresponsabilidad. Que lo haga por cálculo electoral es llamativo, porque las cuentas no dan. A estas alturas, hacer apuestas basadas en los prejuicios sobre EH Bildu o por parodias de sus militantes es garantía de fracaso.

De una operación para laminar al independentismo vasco y para sabotear el Gobierno de PSOE y UP, los primeros salen reforzados política y moralmente y los segundos pueden salvarse si aprenden la lección. En el caso de quienes tenían dudas de si votar a EH Bildu, pueden haberlas disipado. Tanto por la decisión en sí como por la voluntad que hay detrás, ambas positivas. Las encuestas ya marcaban ese trasvase entre PNV y EH Bildu. A veces la gente solo pide que, pudiendo elegir entre hacer las cosas bien o mal, los dirigentes no se empecinen en la peor opción.