Mikel INSAUSTI
MAESTRO(S)

Cuando padre e hijo comparten el mismo oficio

La anterior realización de Bruno Chiche fue la comedia de equívocos “L’un dans l’autre” (2017), adscrita al subgénero de intercambio de cuerpos. Ahora se pasa al drama, pero se nota de donde viene porque le aplica un tono ligero muy agradable. Y, bien mirado, también hay malentendidos, con lo que no se da tanto cambio en referencia a “Maestro(s)” (2022) como se pudiera esperar. Curiosamente, su nueva realización es el remake francófono de la película israelí de Jospeh Cedar “Pie de página” (2011), aunque por una vez habría que matizar el concepto, ya que no se trata de una simple traducción a otro idioma. Lo que Chiche toma prestado es el macguffin o pretexto argumental, junto con el tema de la rivalidad paternofilial. Por lo demás son dos películas totalmente distintas en apariencia, debido a que el original estaba ambientado en el universo religioso judío del Talmud, del que tanto el padre como el hijo eran estudiosos. Nada que ver con la nueva profesión que comparten el progenitor y su descendiente, que es la de director de orquesta.

“Maestro(s)” (2022) quiere ser, y lo logra, un obra para todos los públicos, y no sólo para la gente melómana. Quien guste de la música clásica disfrutará de las partituras de Schubert o de Mozart, pero sin entrar de lleno en cuestiones técnicas o internas de lo que supone el trabajo de dirigir una orquesta. Da igual, porque los Dumar podían haberse dedicado a otra modalidad artística o muy especializada, y sus problemas seguirían siendo los mismos. Son las diferencias generacionales las que llevan al músico veterano a estar celoso del joven, y el parentesco tan directo entre ambos es lo que termina de enfrentarles.

Todo el conflicto lo desencadena la dichosa llamada de la secretaria de la Scala de Milán, que confunde a Dumar Senior con Dumar Junior por culpa del apellido. El patriarca cree que por fin se ha cumplido su sueño, pero todo es fruto de un error y quieren al heredero.