Raimundo FITERO
DE REOJO

Descalzas por la alfombra

Obvio. Tina Turner ha sido una de las más grandes. Justo cuando estaba entretenido con un artículo que intentaba demostrar que existen problemas técnicos, pero también de otro rango, para que no se pongan a disposición de todos medicamentos para lograr la longevidad, aparece la noticia del deceso a los ochenta y tres años de Tina. Y todo se reordena. La memoria se activa, pasan los momentos que esta mujer nos hizo felices pese a que ella, probablemente, estaba siendo explotada y abusada. Es la cara oculta del espectáculo, del artista que lograr trascender su propia realidad, y esto se debería aplicar para lo bueno y también para lo malo.

De repente aparecen sospechas y actuaciones policiales más que sospechosas para denunciar supuestas tramas de compra de votos, material de confrontación para que saquen la cabeza seres que deberían estar ocultos por la dignidad histórica, que todavía ejercen una toxicidad extrema en cuanto abren esa boca que se mueve como si fuera un muñeco de trapo.

Pero lo magnífico es que van las actrices más famosas y deciden descalzarse en la alfombra roja de Cannes. Me parece uno de esos actos que significan tanto y que pueden tener tanta repercusión para convertir los reclamos publicitarios alrededor de la Cultura en material exento de machismo y tortura inducida a las mujeres, pues esos tacones de aguja que probablemente despiertan la libido de muchos cafres son peligrosos para la salud de quien los usa. Y se ha convertido en una obligación que se nota en las bodas populares. Miren a los pies de sus primas.