Iñaki LEKUONA
Profesor
AZKEN PUNTUA

Palo

Los que recibieron entre pitos y aullidos al presidente Macron en el enésimo Salón de Agricultura de París saben que en esta época se eliminan ciertos palos de las ramas para que los árboles despierten del letargo invernal con más fuerza. A pesar o precisamente a causa de las concesiones anunciadas por el primer ministro Gabriel Attal a la agroindustria, los pequeños productores, representados por la Confederación Campesina o por el Modef, siguen enfadados con el Gobierno. Y el presidente, ante la responsable de este último sindicato, ha lamentado que los mileuristas prefieran gastar su reducido salario en móviles o en plataformas de streaming “en lugar de en manzanas bio”. Y como si la primavera hubiera llegado de sopetón, las críticas han florecido de golpe y con fuerza, hasta el punto de que Macron se ha visto obligado a desmentirse, explicando que nunca afirmó tal cosa, que simplemente reflexionó sobre el hecho de que en los últimos 30 años, las familias “gastan menos en alimentación y más en vivienda, líneas telefónicas, viajes o televisión”. Nada parece haber reflexionado, sin embargo, sobre la reducción de diez mil millones de euros de gasto público que acaba de decretar y que afecta entre otros sectores a la sanidad y a la educación. Para no ser poda, es todo un palo.