Josu MONTERO
Crítico literario

Ningún olvido

Cadáveres anónimos. / Ningún olvido los reúne. /Ningún recuerdo los separa», son los primeros versos de “Homenaje a las víctimas de Gaza”; Mahamud Darwish vivía en Ramala cuando Israel asedió la ciudad en 2002, y allí escribió “Estado de sitio”. Unos años antes había redactado la Declaración de Independencia del Estado Palestino, proclamada por Arafat en 1988. Darwish nació en Al Birwa en 1941, una aldea que, cuando tenía 7 años, fue destruida por el ejército israelí; a partir de ese momento se convirtió para siempre en un exiliado más.

«Darwish es el respiro esencial del pueblo palestino, el testigo elocuente del exilio y la pertenencia», escribió de él la poeta Shihab Nijé; pero esta denuncia de la tragedia palestina le condujo a una no menos comprometida poesía de introspección metafísica.

Sus lecturas públicas congregaban a miles de personas en los países árabes; en 2006, dos años antes de su muerte, leyó sus poemas en Córdoba, la capital Omeya, y en la legendaria Residencia de Estudiantes de Madrid: «¿Adónde iremos después de las últimas fronteras? ¿Dónde volarán los pájaros después del último cielo? Aquí moriremos. Aquí, en el último pasaje. Aquí o ahí nuestra sangre plantará sus olivos».