Martxelo DÍAZ
IRUÑEA
MEMORIA, RECONOCIMIENTO Y JUSTICIA

Berrueta y su familia, reconocidos como víctimas de violencia policial

Ángel Berrueta y su familia han sido reconocidos como víctimas de violencia policial por el Gobierno navarro. El reconocimiento se ha hecho extensivo a la viuda y a los cuatro hijos e hijas del panadero iruindarra por las agresiones y amenazas recibidas durante años.

La familia de Ángel Berrueta recibe el abrazo de los vecinos de Donibane en el acto de recuerdo del pasado marzo.
La familia de Ángel Berrueta recibe el abrazo de los vecinos de Donibane en el acto de recuerdo del pasado marzo. (Iñigo URIZ | FOKU)

Entre las personas reconocidas como víctimas por el Gobierno navarro se encuentran Ángel Berrueta y su familia. El panadero del barrio iruindarra de Donibane murió a manos del policía español Valeriano de la Peña y su hijo tras tener una discusión con la mujer del primero, María Pilar Rubio, quien pretendía colocar en su tienda un cartel que atribuía a ETA los atentados del 11-M de 2004, registrados dos días antes. La sentencia del TSJN ya reconoció que había motivaciones políticas.

En esta ocasión, además de a Ángel Berrueta, el Gobierno navarro ha reconocido como víctimas también a su viuda, Mari Carmen Mañas, y a sus cuatro hijos e hijas, por las agresiones y amenazas que sufrieron tras la muerte.

El reconocimiento se realizó ayer, en un acto privado al que asistieron la vicepresidenta segunda del Gobierno navarro y consejera de Memoria y Convivencia, Ana Ollo, y el director general de Memoria y Convivencia, Martín Zabalza, además de varios integrantes de la comisión de Memoria.

Ollo, que fue la encargada de entregar el informe a la familia, quiso, además, pedir «perdón por parte de las instituciones por todos estos años» en los que la familia Berrueta ha sufrido el silencio. «Durante años hemos sido ninguneados», explicó a GARA tras el acto Aitziber Berrueta, hija de Ángel.

Según señaló, para la familia fue una jornada «tranquilizadora», pero es «un punto y seguido». «Desde hace muchos años hemos pedido ser reconocidos y ahora lo hemos sido. El aita y la familia también hemos sido reconocidos. Esto supone una gran tranquilidad. Ya está. Pero digo que es un punto y seguido porque seguiremos luchando por todas esas víctimas que siguen sin reconocerse», añadió.

Aitziber Berrueta quiso, asimismo, agradecer el apoyo recibido durante estas dos décadas y se acordó «del barrio de Donibane, de la plataforma Angel Gogoan y de toda la gente, de toda Iruñerria, que durante estos largos años nos han mostrado su solidaridad y nos han arropado».

AMENAZAS DESDE EL PRIMER DÍA

En una entrevista con GARA en marzo pasado, cuando se cumplían veinte años de la muerte de Berrueta, su viuda Mari Carmen Mañas, recordó que las amenazas comenzaron el mismo día en el que enterraron a su marido.

«Ya desde el primer día empezamos a tener llamadas. La primera fue a las doce de la noche. Cogí yo el teléfono. Lo primero que me dijeron fue ‘sois unos hijos de puta. Vais a morir igual que Ángel. Tú vas a ver morir primero a tus hijos y luego te mataremos a ti’. ‘¿Pero qué estás diciendo? ¿Quién eres?’ ‘Un policía nacional’», relató Mañas en esa entrevista.

Y continuó: «Les respondí que cómo podían hacer eso el día que le habíamos enterrado. Eso fue durísimo. Y a continuación se sucedieron todas las demás. Esa fue la primera. Eran llamadas continuas por teléfono a las noches. Tuvimos que desconectar el teléfono porque no podíamos vivir. Continuamos con la rotura de cristales en la tienda. Tiraban las flores. Brindaron con unas copas de vino que luego rompieron allí en la tienda. Todo eso es horroroso. Sales de casa y te encuentras la figura de un ataúd en el que han escrito ‘Aquí vais a terminar todos’. Te hacen sentir tan mal. Son cosas que no se pueden olvidar».

La familia de Berrueta, como ha repetido en numerosas ocasiones su hija Aitziber, está muy agradecida del arrope popular que ha recibido, tanto en el barrio de Donibane como en el resto de Iruñea y de Euskal Herria.

Lo que sí han echado en falta ha sido el reconocimiento por parte de las instituciones. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Iruñea, estando gobernado por UPN, no tuvo mejor idea que retirar la placa que en recuerdo a Berrueta colocaron los vecinos frente a la panadería.

ARROPE POPULAR, OLVIDO INSTITUCIONAL

Este arrope popular se ha demostrado, año tras año, en el acto que en Donibane se ha organizado para recordar a Berrueta y también a Kontxi Sanchiz, muerta tras una intervención de la Ertzaintza en Hernani contra una movilización para denunciar lo que había ocurrido en Iruñea.

En el aniversario de este año, el vigésimo, la Junta de Gobierno Local reclamó al Ejecutivo navarro que se reconociese a Berrueta como víctima de la violencia policial. Destacaba que, pese al tiempo transcurrido, la familia no había obtenido todavía verdad, justicia ni reparación.

No se puede olvidar, sin embargo, que en 2012, el Pleno del Ayuntamiento de Iruñea rechazó una moción que presentaron Bildu y Geroa Bai a instancias de la familia en la que se pedía verdad, justicia y reparación y la colocación de una placa.

La abstención del PSN y el voto en contra de UPN y PP la echaron atrás. I-E votó a favor del reconocimiento pero en contra de la placa. Es un ejemplo del abandono institucional del que se ha quejado durante estos años la familia Berrueta.