Empoderamiento femenino

La revista “Time” nombró a las mujeres iraníes como «heroínas del año 2022», en reconocimiento al movimiento que lideran por la lucha por la ampliación de sus derechos en el país. Una de esas mujeres podría ser perfectamente Noora Niasari, la directora de “Shayda”. Inspirada en sus experiencias de la infancia, narra la historia de Shayda, una mujer iraní que vive en Australia y encuentra refugio en un centro de acogida para mujeres maltratadas con su hija Mona de 6 años.
La protagonista es Zar Amir Ebrahimi; la actriz -que descubrí en la muy recomendable “Holy Spider”- hace un trabajo excelente. Decir que una película es predecible suele ser algo casi siempre peyorativo, pero en este caso ese argumento viene acompañado de una cruda explicación: “Shayda” es predecible porque conocemos los patrones en los que estos hombres se comportan, intimidan y juegan con el sistema. Es predecible ya que, por desgracia, son situaciones que vemos y oímos a diario. Pero esta no es una película más sobre la violencia machista, ni muchísimo menos. Es una película que habla sobre el empoderamiento femenino, y precisamente ese empoderamiento se respira también en la propia composición artística del film.
Ambientada en los años 90 en una ciudad australiana, está repleta de escenas representadas con sensibilidad, con respeto, con aroma a cine documental y retazos de cinéma vérité. Un estilo de filmación que combina técnicas naturalistas con los elementos típicos de la narración clásica. La luz y la oscuridad de la historia -literal y metafóricamente- están perfectamente equilibradas; cuando la narración empieza a caer en el típico drama lacrimógeno desgarrador, se suaviza, y cuando empieza a ser demasiado naif, cierta oscuridad empieza a invadir la escena. Sencilla pero muy efectiva, auguro un futuro prometedor a Noora Niasari.
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