Xole ARAMENDI ALKORTA
Periodista
2020

Gamesa, deslocalización que deja despidos y paro tras de sí

Trabajadores de la factoría de Agoitz de Siemens-Gamesa protagonizaron diversas movilizaciones en julio de 2020.
Trabajadores de la factoría de Agoitz de Siemens-Gamesa protagonizaron diversas movilizaciones en julio de 2020. (Oskar MATXIN EDESA | FOKU)

El calendario marcaba el 30 de junio de 2020. Siemens Gamesa anunciaba el cierre de su factoría de Agoitz. Fue el consejero delegado, Andreas Nauen, quien informó del cierre. «Forma parte de las medidas necesarias para asegurar la sostenibilidad de la compañía a largo plazo», confesó. Mientras tanto, en el exterior del edificio donde tenía lugar la reunión de Junta de Accionistas, en Bilbo, trabajadoras y trabajadores llevaron a cabo una concentración.

La razón no fue ni la crisis del sector a nivel internacional ni la baja productividad de la factoría navarra. No se entendía la decisión cuando apenas dos años antes se había puesto en marcha un plan para duplicar su producción, pasando de las 170 palas de 2018 a 350 en 2019. La respuesta la dio el presidente del comité de empresa, Alfonso Poyo. «Se trata de una deslocalización pura y dura. Simplemente se van a otro país donde la mano de obra es más barata», afirmó de forma tajante mientras remarcaba que las causas aducidas por la dirección no se sostenían.

CIERRES PREVIOS DE OTRAS FACTORÍAS

El cierre de la fábrica de Agoitz se sumaba a los cierres previos de las factorías de Altsasu (2010), Tutera e Imarkoain (2013). En octubre de 2022 la multinacional anunciaba la puesta en venta de sus fábricas en Mungia y Asteasu.

Gamesa, surgida en Gasteiz en 1976, estaba especializada en el ensamblaje de aerogeneradores. Logró suministrar aerogeneradores a innumerables países en todo el mundo. Fue en 2017 cuando se fusionó con Siemens Wind Power, creando Siemens Gamesa Renewable Energy S.A. Tras la fusión, las grietas del proyecto comenzaron a verse antes de cumplirse el año.

DECISIONES ADOPTADAS A CIENTOS DE KILÓMETROS

Las decisiones se adoptan en Alemania. El domicilio social y oficinas centrales de la compañía combinada, así como la sede operativa del negocio «onshore» (aerogeneradores en tierra), están situados en Zamudio. Y sus plantas productivas en Mungia, Asteasu y Sarriguren. La sede del negocio «offshore» (aerogeneradores en el mar) está en Hamburgo (Alemania) y Vejle (Dinamarca).

En 2022 llegó la destitución de Andreas Nauen y el año pasado hicieron públicos los problemas detectados en las turbinas. La empresa batió el record de pérdidas con 4.588 millones de euros. Y Siemens Energy realizó una OPA de más de 4.000 millones de euros para adquirir el 33% de las acciones de Siemens Gamesa y quedarse así con la totalidad de ellas.

Unos días antes, los trabajadores alertaban del riesgo de destrucción de empleo en la multinacional. La representación sindical denunció el oscurantismo de la dirección de Siemens Gamesa y le exigió que siga apostando por la división eólica del negocio. Hizo un «llamamiento urgente» a las instituciones para que velen por el mantenimiento del empleo.

Siemens Energy responsabiliza a Siemens Gamesa de sus dificultades financieras. Aquí la situación se ve desde otro prisma. Los trabajadores recuerdan que antes de la fusión Gamesa era rentable. El desacuerdo se ha reflejado en la gestión, sin estabilidad alguna en los últimos años.

La multinacional es líder del sector de la energía eólica con presencia en más de 90 países. Siemens Gamesa cuenta en la actualidad con cerca de 2.800 trabajadores en Euskal Herria, repartidos en cuatro centros de trabajo: Zamudio, Mungia, Asteasu y el de mayor tamaño en Sarriguren. En nuestro país aglutina a un millar de empleados.

En noviembre de 2023 los trabajadores pedían apoyo al Parlamento de Nafarroa para defender a la plantilla. En mayo pasado, Siemens Gamesa nombró a Vinod Philip como nuevo consejero delegado de la compañía en sustitución de Jochen Eickholt, quien dejará su cargo a partir del 31 de julio. Philip se convertirá en el cuarto consejero delegado de la compañía -tras Markus Tacke, Nauen y el propio Eickholt- desde que se produjo la integración entre Gamesa y la división eólica de Siemens en 2017. Tres relevos en siete años.

Al mismo tiempo, la multinacional anunció nuevas medidas de reestructuración, que supondrán «ajustes de plantilla», incrementando la inquietud entre los empleados de las factorías vascas. Varias semanas más tarde llegó la confirmación de la eliminación de 4.100 puestos en todo el mundo, 430 en el Estado español.

DEMASIADOS CASOS

Euskal Herria ha sido testigo y víctima en más de una ocasión, demasiadas, de la estrategia de deslocalización de grandes empresas. Loxin, Incoesa, Apoyos Mecánicos, General Electrics, Siban, Tubacex... todas ellas tienen en común el traslado de su producción a otros países. El último ejemplo es el de Mecaner. NAIZ Irratia entrevistaba al miembro del comité de empresa Unai Mirasolain en marzo pasado.

Y días después este medio se hacía eco de la huelga iniciada por los trabajadores.

Se da el agravante de que en numerosos casos las multinacionales se van tras recibir ayuda pública.

Bel Pozueta, diputada de EH Bildu en el Congreso español, preguntó al Gobierno español si contemplaba alguna medida para impedir esta estrategia de grandes empresas.

Recordó el «reguero de despidos, paro, familias al borde de la miseria que dejaban detrás. Tienen un único objetivo, aumentar su beneficio a costa de los trabajadores. No importa a cuantos dejan en la calle, solo buscan producir más barato con mano de obra más barata. Menos protección laboral y por tanto menos costes. La panacea del neoliberalismo. Y si no lo llevan a cabo, amenazan con ello. Si no aceptan, se da un retroceso en condiciones laborales, recortes en salarios, más precariedad laboral. Cierro y me voy, chantaje», denunció.

Precisamente para impedir esta situación, la coalición soberanista presentó en 2023 una proposición de ley para que las empresas que se marchen de la CAV tras haber recibido ayudas públicas tengan que devolverlas. Se aprobó con los votos en contra del PP, Cs y Vox en diciembre del año pasado.