Raimundo FITERO
DE REOJO

Ante la realidad

Los resultados de las elecciones francesas se han acercado a las predicciones. Los matices son ahora muy importantes, y el clavo ardiendo es si han subido más o menos de lo esperado, pero la realidad es muy tozuda y por primera vez ha ganado las legislativas los más ultras, esos votos que llegan en capazos desde esa Francia profunda que ya no podemos definir de manera simple por lo rural, católica o desencantada, sino que se instaura en una tendencia social europea que nos cuestiona absolutamente todo lo que de ser un logro se ha convertido en una propaganda vacía de contenido. Una advertencia muy seria.

En esta semana se deben aclarar muchas situaciones. Todavía no parece todo perdido. Con calculadora en mano hay posibilidades de parar la ola reaccionaria. La duda existe en cómo se comportará el electorado de las derechas republicanas o macronistas. No lo que digan sus dirigencias, sino lo que el próximo domingo decida cada individuo frente a la posibilidad de llevar a primer ministro a un insumiso, un comunista, un socialista u optar por Bardella, ese joven tan atildado que representa una manera de entender la política actual y que está arropado por el magma de Marine Le Pen. Esa duda no es poca cosa y va a pesar.

Son años, décadas estigmatizando a todo lo que está a la izquierda de Macron, con una salvedad desdibujada, ese PS que no se sabe si es chicha o limoná, por lo que meter en la urna la posibilidad de que Mélenchon cohabite como primer ministro con Macron es una imagen que, hoy en día, cuesta visualizar sin tener accesos de tos.