Sheinbaum ofrece una «disculpa pública» por la masacre estudiantil de 1968
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ofreció ayer una «disculpa pública» por la masacre de estudiantes llevada a cabo por el Ejército en 1968 en Tlatelolco. En su primera conferencia de prensa, al día siguiente de asumir el cargo, avanzó que quiere reforzar la Guardia Nacional, y anunció que la próxima semana presentará un plan de seguridad.

La nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, dedicó ayer su primera conferencia matutina a las víctimas del 2 de octubre de 1968, cuando el Estado cometió una masacre contra cientos de estudiantes que protestaban días antes de los Juegos Olímpicos que se celebraron en el país.
«¡Dos de octubre no se olvida!», señaló Sheinbaum al referirse a la «masacre de Tlatelolco», la represión del movimiento estudiantil de 1968 en un céntrico sector de la capital cuando los jóvenes realizaban un mitin. Según cifras oficiales, los soldados mataron a 30 personas, una cifra que familiares y activistas elevan a cerca de 400. Hubo cientos de presos políticos.
«Hace 56 años (…) fue perpetrada una de las mayores atrocidades que se vivieron en México en la segunda mitad del siglo XX. Fue ordenada por el entonces presidente (Gustavo) Díaz Ordaz, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. La represión contra estudiantes que en libertad y pidiendo diálogo público que había sido ofrecido, fueron asesinados, encarcelados», afirmó la mandataria, que el martes juró el cargo, en las «mañaneras», las comparecencias al amanecer en el Palacio Nacional que impulsó su predecesor y mentor, Andrés Manuel López Obrador.
«CRIMEN DE LESA HUMANIDAD»
«Sea pues una disculpa pública», manifestó la presidenta, que firmó y ordenó publicar un decreto que califica de «crimen de lesa humanidad» esa matanza. «Nunca más» las fuerzas del Estado serán «utilizadas para atacar o reprimir al pueblo de México», aseguró.
Sheinbaum argumentó que el tema es «personal» y «doloroso» para ella, porque tenía 6 años y su madre, Annie Pardo, era profesora de un instituto público, y fue expulsada por apoyar y participar en ese movimiento estudiantil. «Soy hija del 68», remarcó.
La presidenta resaltó que «el movimiento estudiantil de 1968 abrió la puerta de la participación política de muchísimos jóvenes y de la sociedad en su conjunto para un país más democrático». Calificó de «triunfo de ese movimiento» la victoria electoral en 2018 de López Obrador.
Como cada 2 de octubre, ayer se realizó una manifestación en Ciudad de México para recordar a la masacre.
En la comparecencia, citó algunas prioridades para el inicio de su mandato, en el que promete conciliación, continuar con la tranformación del país con un estilo «propio», y «lograr la paz y la seguridad».
Indicó que el próximo martes presentará su plan de seguridad para responder a la espiral de violencia ligada al crimen organizado. Según cifras oficiales, desde 2006 se han registrado más de 450.000 homicidios en el país.
Insistió en que dará continuidad a la política de «abrazos no balazos» de López Obrador para enfrentar las causas de la violencia, y se mantendrán los apoyos para que los jóvenes estudien para evitar que sean reclutados por los cárteles del narcotráfico.
También avanzó que tiene intención de reforzar la Guardia Nacional.

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