Raimundo FITERO
DE REOJO

Funambulismo político

El funambulismo es una de las disciplinas circenses, del espectáculo que provoca el enfrentamiento del ser humano contra las leyes de la naturaleza, que mayor grado de empatía comparativa provoca a ciertas edades y en determinadas condiciones. Pero cuando se mira con el filtro de la memoria a las actitudes de algunos representantes de partidos políticos con presencia en los medios de comunicación de manera constante, considerar funambulismo político a su situación dentro de su partido, de su grupo parlamentario, dentro del esquema de poderes que emanan del voto popular, la aritmética parlamentaria y los vientos que soplan de manera contable y tangible o de forma telúrica y subterránea, nos coloca ante una nueva idea del desequilibrio estable. Existen tormentas anunciadas en casi todas las formaciones y donde se puede precipitar todo de forma más demoledora es en aquellas que aparentan de manera forzada una tranquilidad prefabricada. Esperemos acontecimientos, porque hay funambulistas que están haciendo el número con los ojos vendados de ansiedad. Siempre hay enlaces con la intangible subconsciencia subordinada a lo que se quiso ser o se soñó que se fue, que abren ventanas hacia la sospecha. Talgo, esa empresa de tanta raigambre vasca fundacional, sigue siendo viendo como un enigma su futuro. Tras las opas húngara y checa, ahora se dice que va a ser capital estatal, incluyendo al Gobierno Vasco. Y, en la cuerda floja, aparece atravesando un desierto el suegro de Urdangarin recibiendo exorbitadas comisiones de una ferroviaria, costumbre borbónica muy arraigada.