Saltó la liebre
Escribo con una urgencia sobrevenida. Tenía medio escrita esta entrega diaria con otro asunto que me llamaba la atención, pero ha saltado la liebre, es decir, la dimisión de Iñigo Errejón de sus cargos en Más País y de su escaño y portavocía de Sumar en el Congreso. Lo hace con un comunicado muy bien escrito que publica en redes sociales, cuya lectura enternece, pero a los minutos, al conocerse el posible auténtico motivo de su precipitada salida, estremece sospechar que se debe a una denuncia de acoso sexual. O de abuso. En cualquier caso, de algo muy feo que es difícil asimilar sin entrar en el tubo de la precaución.
Es terrible acabar una carrera política tan controvertida con una conducta, que de ser cierta, crea un cisma absoluto, convierte a un líder de la izquierda aseada en un delincuente de algo que ha costado tanto tiempo y esfuerzo convertir en punible, el tocar a alguien sin su consentimiento, el sobar, porque lo más escalofriante es que viene de una denuncia anónima, transmitida en Instagram por una conocida periodista del ámbito del feminismo y la izquierda que ha hecho que despertara la memoria y apareciera un hilo de junio de 2023 con otra denuncia de otra mujer acusando al mismo Errejón de una actuación similar, lo que comporta una situación insostenible.
Este caso, viene a abundar en el desprestigio de los políticos y abre más vías de falta credibilidad en la izquierda a la izquierda del PSOE. Errejón era una imagen muy presente y recurrente. Sea cuál sea el recorrido del asunto política, mediática y judicialmente, de momento es un apestado.

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