Después de cinco derrotas ligueras consecutivas, el Alavés por fin cortó una hemorragia que le estaba desangrando. Y lo hizo cuando ya solo le quedaba un cuarto de hora para doblegar a un Mallorca al alza, que vió cómo Guridi se aprovechaba en el primer palo de un despeje poco contundente de Mascarell para desequilibrar un choque de nervios y mucha pugna, más que de talento ofensivo.

Ambas escuadras se afanaron en anularse mutuamente, lo que por pura lógica provocó que la primera mitad estuviese prácticamente huérfana de ocasiones claras. Lo más cerca que estuvieron los locales de adelantarse en el luminoso fue un balón que Guridi no dio por perdido en línea de fondo, tocó Lato, se envenenó el cuero y superó a Román, aunque acabó golpeando el poste y paseándose sin encontrar rematador (m.26).

Dos antes, Chiquinho, relevo de última hora de Valery, al lesionarse este en el calentamiento, recortó muy bien dentro del área, pero su remate final, muy centrado, fue a parar a las manos de Sivera. La importancia de los puntos trajo consigo que cualquier balón dividido se convirtiese en una batalla y el riesgo a cometer un error obligó a amarrar bien los marcajes, algo complicado con un futbolista tan corpulento como Larin, que sacó sendas amarillas a los centrales albiazules.

Con Mendizorrotza muy inquieto por el trato arbitral y la indefinición en el marcador, se llegó al descanso para reformular ideas y buscar soluciones para agitar un resultado poco convincente para los dos contrincantes en liza.

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Tras el paso por vestuarios, buscó con más ahínco el Alavés el triunfo. Tenaglia, que subió la banda siempre que pudo, enganchó una difícil volea que se marchó por encima del larguero (m.50), pero sobre todo cuando más cerca estuvo de inaugurar el marcador fue en un saque de esquina botado por Vicente que peinó Abqar en el primer palo y Román sacó con apuros.

Y, aunque Jagoba Arrasate ordenó varios cambios ofensivos para prolongar su óptimo rendimiento foráneo, lo que ocurrió es que los anfitriones se quedaron con los tres puntos. El cuestionado González Fuertes decretó la ley de la ventaja en un lance que proyectó de nuevo Tenaglia con un centro raso, convirtiendo Mascarell su leve despeje en una asistencia a Guridi. Incluso pudo llegar el 2-0, pero Román taponó el mano a mano que tuvo con el recién incorporado Carlos Martín.