Agustín GOIKOETXEA
BILBO
Entrevista
Juan Garibi
Director de Desarrollo y Estrategia de Fiare Banca Etica

«Bancos y energéticas hemos ganado muchísimo, eso hay que devolverlo»

Hace diez años Fiare Banca Etica abría su primera oficina en Bilbo para extenderse luego a otros puntos de la Península Ibérica. Gracias al respaldo militante, la entidad ha ido moldeando un proyecto cooperativo que, por ejemplo, colabora modestamente en atajar el problema de la vivienda o ayuda a promover otros proyectos del Tercer Sector.

(Monika DEL VALLE | FOKU)

 

¿Qué balance puede hacer de estos diez años?

Los cinco primeros estábamos más centrados en salir adelante, en un contexto que se había puesto muy difícil con un Euribor negativo. Teníamos capacidad de crecer muy poco a poco. La segunda parte, coincidiendo también con la pandemia, nos ha permitido crecer mucho en volumen. También nos ha ayudado, no se puede negar, el cambio de tendencia del Euribor. Es una locura que suba tanto tan rápido pero, igual que la clientela necesita un Euribor estable para saber cuánto tiene que pagar, la banca también lo necesita para saber que lo que puede ganar está correctamente dimensionado. Eso nos ha dado un impulso, que unido al crecimiento que ya teníamos, nos ha permitido poder hacer más cosas diferentes, como por ejemplo durante dos años realizar una condonación de intereses masiva a las cooperativas de vivienda, que la gente reconoce.

Nos ha permitido también desarrollarnos, no solo estar en Bilbao, como estábamos el primer día, en Madrid y Barcelona, sino también tocar ya Sevilla, Galicia, ir poco a poco extendiéndonos y por tanto, empezamos a ser algo similar a lo que la gente soñaba cuando decidió embarcarse.

¿Han cumplido objetivos?

Sí, hemos llegado a un punto mucho más alto del que esperábamos en cuanto a volumen pero es verdad que cada vez era necesario más para salir adelante. Cuando empezamos hace diez años, de la fase anterior de agencia, trasladamos creo recordar que eran 54 millones de euros entre ahorro y crédito. Ahora hemos superado los 400, es decir, hemos multiplicado aproximadamente el volumen por ocho. El primer año multiplicar es normal pero seguir creciendo y diez años después alcanzar tasas del 25 o 30% en algunas variables indica que todavía no hemos llegado a la madurez del proyecto, que sigue creciendo a ritmos de 'infancia' o 'adolescencia'. Es buena señal. Seguimos teniendo retos, seguimos discutiendo sobre cómo afrontarlos. En el ámbito de la gobernanza, también es un proyecto joven.

¿Cuáles son sus metas a partir de ahora ?

En cuanto a lo territorial, abarcar espacios donde tenemos demanda pero no hemos dado respuesta hasta ahora y, evidentemente, necesitas tener alguien cerca que te explique bien las cosas, que te dé garantía de que si pasa algo puedes acudir. Por tanto, seguir con el desarrollo territorial, sin locuras, pero añadiendo una zona cada año o cada dos.

¿En cuanto a productos?

Para sacar adelante la entidad nos hemos concentrado sobre todo en personas jurídicas y en financiación; es decir, quién necesita crédito. No hemos atendido con el mismo interés a las entidades que no lo necesitan, simplemente tener una cuenta ni a los particulares. No han sido prioritarios porque la rentabilidad estaba en el crédito. En este ciclo, tenemos que equilibrar un poco eso, no solo hacia el crédito, a las personas jurídicas y por tanto, ser más universales en cuanto a la respuesta.

¿Cuál es el perfil de la clientela de Fiare Banca Etica?

Ha ido como el resto. Hay unos cinco primeros años donde eran solo militantes. ¿Quién cree en una entidad nueva, pequeña, con un discurso tan diferente? A medida que se ha consolidado, ha ido abarcando otro perfil, gente que obviamente tiene algún tipo de chip social, ambiental, cultural, sindical, político, religioso, personas a las que les resulta coherente con aquello que creen pero que quizá no estaban para grandes alardes pero que dicen «oye, esto funciona, pues voy a meterme».

En esta segunda fase, se nota que la clientela pondera más la eficiencia, el producto, las condiciones y no solo la transformación social. «Sí, sí sois alternativos pero, además, ¿cómo es esto en comparación con lo de otras entidades?» Nos obliga a ser más exigentes desde el punto de vista de gestión y quizás nos hace menos preguntas políticas. Al principio, solo eran preguntas de misión y a la gente le daba un poco igual el producto. Es más lógico este equilibrio pero nos hace pensar que hay diferentes familias de clientes.

En el actual escenario financiero, ¿qué papel juegan?

Diría que dos. El primero, en banca, como en todo, la diversidad es fundamental. Es necesario otro tipo de aproximación en cuanto a la gestión del riesgo, del precio, de la relación con el cliente, de los colectivos... Una de las cosas de las que nos enorgullecemos mucho es haber sido el único banco que ha apostado por un sector que está creciendo mucho, que es el de las cooperativas de crédito en cesión de uso, que seguramente dentro de diez años haya más bancos en ese sector.

Un segundo objetivo es no solo ser distintos y aportar a esa diversidad, sino también 'contaminar' un poco. Hablábamos hace diez años de que solo financiábamos proyectos con impacto positivo. Hoy en día todos los bancos lo dicen. ¿Pensamos que mienten? No, consideramos que hemos contribuido, no solo nosotros, a que se pregunte a un banco: «Tú ¿qué haces con el dinero?» Si de eso resulta que a los bancos les lleva a cambiar su manera de actuar y por tanto, a trabajar en cosas 'más sanas' para la sociedad, igual dejamos de tener sentido dentro de 20 años. Bienvenido sea si es porque el resto ha cambiado, que creo que no.

¿Qué opina sobre el impuesto permanente a la banca?

Todos tenemos que pagar impuestos para poder sacar adelante un territorio, la comunidad no funciona si no pagamos impuestos y tiene que pagar más quién más genera y más tiene. Solíamos decir el primer año que ganamos dinero, hace tres años, que estamos orgullosos no solo de ganar dinero sino de, por ejemplo, estar abonando a la Diputación de Bizkaia acerca de un millón de euros al año en impuestos. Ese es el chip con el que tiene que ir cualquier empresa, quién gana más tiene que pagar más. Si hay momentos en los que hay un sector que gana más, tiene que pagar más. Si es estructural que gana más -yo no lo tengo tan claro- no me parece mal. Estos años con el Euribor, con los precios de la energía, es evidente que bancos y energéticas hemos ganado muchísimo más, eso hay que devolverlo a la sociedad.

Si encima hay empresas grandes que ves que sus porcentajes de tributación en relación a sus beneficios son bajísimos, dices esto no puede ser porque si el valor añadido generado por la comunidad se concentra en empresas que son las que porcentualmente pagan menos es una ruina para el colectivo. Me parece lógico que el colectivo se proteja con unas normas que digan: «oye, donde más se gana tiene que ser donde más se paga impuestos». Que ustedes no quieren pagar..., pues tendremos que buscar la manera de que los beneficiados sean los que sí pagan.

En un contexto de concentración en el sector, ¿tienen espacio?

El espacio es simbólico, no vamos a la pelea con las entidades financieras a quitar clientes, a ganar volumen, pero sí tenemos un espacio. La Diputación de Bizkaia, por ejemplo, tiene una entidad que se llama Seed Capital, que hace inversión en proyectos de desarrollo en el territorio histórico y crea un fondo de inversión de impacto precisamente en proyectos sociales, nos llama y entramos. Claro, no es fácil entrar pues sabes que no vas a ganar dinero pero para nosotros es importante que la Diputación haga ese camino. ¿Quieren hacerlo? Encantados de ser un aliado. Somos ese aliado natural para muchos momentos en los que hay entidades, instituciones, personas que quieren hacer un proceso de transformación. Nosotros lo acompañamos con financiación, con estructura, con lo que se pueda.

Ese sitio lo vamos a tener siempre. Mientras los demás juegan a grandes números, van cerrando oficinas, somos esa pequeña entidad que atiende a gente a la que en otros sitios no lo hacen porque es una asociación que no gana dinero, una fundación a la que el año pasado le ha ido mal y necesita recuperarse. Ahí, tenemos una comprensión de lo que es el tejido social distinta a la que tienen otros.

La vivienda se ha convertido en un problema de primer orden, ¿promueven alguna iniciativa en este ámbito?

Por nuestro tamaño, podemos hacer pocas cosas. En primer lugar, estamos financiando, y cada vez más, a entidades sociales para adquisición de vivienda para alquiler social. Tendremos unos 10 millones de euros metidos aproximadamente en alquiler social, de manera que no solo se consigue garantizar que quien hace alquiler lo haga en condiciones sociales y además desde el sin ánimo de lucro a precios contenidos con un acompañamiento por parte de entidades que puedan tener herramientas para ello.

En segundo lugar, somos líderes en el sector de la vivienda cooperativa en cesión de uso en el que no se somete a propiedad horizontal el edificio, que siempre queda en propiedad de la cooperativa, de manera que tú cuando te vas no vendes el tercero C, porque no eres dueño, puedes pedir la devolución de tu capital pero el inmueble siempre es cooperativo, no hay por tanto propiedad privada individual, no hay por tanto especulación en el mercado.