El joven acusado de la muerte de Santi Coca, que falleció con 17 años el 28 de abril de 2019, dos días después de recibir una paliza junto a una céntrica discoteca de Donostia, declaró ayer que él «en ningún momento» agredió a la víctima, en contra de la versión de algunos testigos. Pero reconoció que sí quería pegar porque, «previamente, él le había propinado un puñetazo muy fuerte en la cara» y se había caído al suelo en medio de un tumulto que calificó como «una pelea de todos contra todos».

Se trata del sexto acusado, que no pudo ser juzgado en el juicio anterior por haber huido días antes de la vista. Sin embargo, en febrero de este año fue arrestado en el Estado francés. En el anterior juicio, otro de los imputados quedó en libertad al serle retiradas las acusaciones, y de los cuatro que fueron juzgados, tres resultaron absueltos, mientras que un cuarto fue hallado culpable de homicidio por imprudencia grave.

Casi un año después, se celebra en la Audiencia de Gipuzkoa un nuevo juicio contra este último imputado, que ayer respondió solo a las preguntas de su abogado. En la sesión de ayer, alegó estar bajo el efecto de drogas, y aseguró que en ningún momento llegó a golpear a Santi Coca.

Su versión difiere de la de algunos de los testigos que identificaron al acusado como uno de los agresores, que daba «patadas y puñetazos bastante violentos» a la víctima cuando ya estaba en el suelo.

Está previsto que las partes presenten hoy sus conclusiones y el juez traslade el lunes el objeto del veredicto al jurado, tras lo cual este comenzará a deliberar.