Agustín GOIKOETXEA
BILBO

Otro 20N las víctimas de la violencia estatal interpelan a sus responsables

Los actos de recuerdo a Santi Brouard y Josu Muguruza, que tuvieron lugar ayer en Bilbo, fueron el escenario desde el que Egiari Zor Fundazioa volvió a interpelar a quienes avalaron y siguen defendiendo la violencia como arma del Estado para afrontar el conflicto político a que asuman sus responsabilidades, señalando a «siglas políticas concretas»

Pilar Garaialde, de Egiari Zor Fundazioa, durante su intervención en la plaza de Errekalde.
Pilar Garaialde, de Egiari Zor Fundazioa, durante su intervención en la plaza de Errekalde. (Oskar MATXIN EDESA | FOKU)

Otro 20N, en el homenaje a Santi Brouard y Josu Muguruza, militantes referenciales de la izquierda abertzale abatidos por balas mercenarias, las víctimas de la violencia del Estado interpelaron a quienes la avalaron y tratan de ocultar su responsabilidad en miles de vulneraciones de derechos humanos. Pilar Garaialde, en nombre de Egiari Zor Fundazioa, les emplazó a dar pasos.

Ametzola y Errekalde volvieron a ser escenario de sendos actos de recuerdo a Brouard y Muguruza, al cumplirse 40 y 35 años de que los mataran, tal y como se destacó, por «su determinación en la búsqueda de dar una solución justa y democrática al conflicto político».

«Alguien decidió que sobraban, que debían morir para así obtener rédito de sus muertes, a la vez que asestaban un duro golpe a sus adversarios políticos», se rememoró al inicio de la ofrenda floral en Ametzola, al objeto de situar la coyuntura en la que se produjeron ambos atentados.

Más tarde, en Errekalde, después de los bertsos de Arkaitz Estiballes y Jon Maia, Pilar Garaialde, de Egiari Zor Fundazioa, incidió en que «el terrorismo de Estado no fueron solo los GAL», recordando «a las miles de personas que sufrieron violaciones, secuestros o torturas», sin olvidar a las víctimas mortales y a las desaparecidas en largos años de conflicto.

«Estas son las consecuencias de la historia de violencia escrita por el Estado y aquellos que lo han sustentado. Una historia incómoda para quienes quieren imponer una visión parcial. Incómoda, porque pone en duda el carácter democrático del propio Estado», resaltó.

Después de congratularse del trabajo desarrollado en los últimos años «a favor de un marco de convivencia integral», camino que reconoció que no ha sido fácil, no ocultó «con preocupación» lo que algunos han denominado «cambio de ciclo», en el que proponen una batería de iniciativas que, en su opinión, carecen de una perspectiva inclusiva.

Garaialde citó los cambios producidos en el seno del Ejecutivo de Lakua y el «reprobable comportamiento» de la delegada del Gobierno español en la CAV, Marisol Garmendia. «Una andadura que se inició excluyendo a las víctimas de la violencia estatal del Consejo de Gogora con el imprescindible apoyo de los dos partidos que sustentan el Gobierno. Un punto de partida que nos devuelve una década atrás al identificarnos como ‘víctimas de abusos policiales’ o ‘víctimas de la violencia policial ilícita’. Una terminología que no podemos aceptar, en absoluto inocente, cuyo objetivo es minimizar la gravedad de las violaciones de derechos humanos que nos infligieron. Algo que sin duda humilla y revictimiza», expuso.

«¿Alguien puede pensar desde una perspectiva racional y sincera que todo esto ocurrió porque a unos cuantos funcionarios se les fue la mano? ¿Alguien puede creer que a estas alturas sirven de algo las condenas que abarcan responsabilidades convenientemente acotadas para evitar asumir las responsabilidades políticas derivadas de lo que nos hicieron?», se preguntó.

Garaialde sostuvo que la deslegitimación de la violencia exige abordar la realidad que hizo posible que «desde el poder político y con todos los recursos del Estado se violaran impunemente derechos humanos a miles de personas». Remarcó que no puede obviar la gravedad que supone que, quien está llamado a ser el garante de los derechos humanos de los ciudadanos, sea quien los vulnera.

«Cuando hablan del derecho a la justicia de las víctimas, de sumar esfuerzos para resolver crímenes no aclarados, es evidente que no se dirigen a nosotras. Este es un derecho que nos niegan precisamente quienes tienen en su mano la posibilidad de aclarar los cometidos contra nosotras», denunció.

NADIE ESTÁ EXENTO

La representante de Egiari Zor fue más allá al advertir de que «existen responsabilidades que salpican directamente a siglas políticas concretas y ninguna está exenta de asumirlas». Una tarea pendiente, apostilló, «en la que quienes se sitúan como árbitros tienen aún todo por hacer».

Reiteró que los homenajes públicos que se ofrecen a sus victimarios les agreden, como el que tuvo recientemente en Gasteiz. «La conmoción que nos generan hechos como este es absolutamente gratuita, incomprensible; máxime cuando se los ensalza, asciende y condecora a sabiendas de que todo lo que nos hicieron permanece impune», criticó.

Subrayó que el acicate que les lleva a seguir perseverando pese a los obstáculos y los silencios es «el deseo de que nunca nadie tenga que padecer lo que a nosotras nos hicieron», no cayendo en «la confrontación, la provocación o la agresión».«El deber de quienes hemos sufrido y sabemos como duelen las heridas es precisamente convertir ese dolor en virtud para construir una sociedad mejor en la que los hechos del pasado se transformen en enseñanzas que nos ayuden como sociedad, a generar garantías de no-repetición», enfatizó.

Desde Egiari Zor aclararon que no van a contribuir a que se destruya lo avanzado estos años, «ni a la construcción de un relato que pretenda diluir las responsabilidades derivadas de lo que nos hicieron y su gravedad».



Sortu reivindica el reconocimiento nacional y actuar como pueblo

Centenares de personas se manifestaron ayer tarde en Bilbo, desde el lugar donde estuvo la consulta de Santi Brouard hasta el Arenal, bajo el lema ‘‘Herriaren arnasa-Independentziarako indarra’’ en recuerdo de este militante referencial de la izquierda abertzale, al igual que Josu Muguruza. En una coyuntura política marcada, entre otros aspectos, por el reconocimiento nacional y el debate sobre los nuevos estatus político-jurídicos, Sortu reivindicó que ya es hora de que se reconozca el carácter nacional de Euskal Herria y de actuar como pueblo.

Antes de arrancar la movilización, Oihana San Vicente declaró que, «a pesar de los pasos dados en los reconocimientos oficiales de las víctimas provocadas por el Estado español, queda aún mucho camino por recorrer en el ámbito del reconocimiento, la reparación y las responsabilidades». Frente a ello, subrayó la necesidad de apostar por la construcción de una memoria completa, y que es necesario abordar la raíz del conflicto político, recordando que vivimos un momento crucial para ello.

A la conclusión de la marcha, Paul Laka recordó la trayectoria militante de Brouard y Muguruza. «Cuarenta años después, el proceso de liberación sigue adelante, y el aliento de Euskal Herria que ellos tenían como objetivo está más vivo que nunca», se congratuló, incidiendo en que crece la mayoría social que aspira a la paz y la libertad. «Esa libertad -expuso- se debe basar, necesariamente, en el respeto a nuestro derecho a decidir sobre nuestro futuro». A.G.