La Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA) advirtió ayer sobre el «diagnóstico alarmante» del sector, destacando el cierre de 96 bodegas desde 2015. Se ha pasado de 358 bodegas a 262, un 27% menos.

A esto se suma el aumento de los costos de producción, que no se traduce en un incremento del precio de la uva, «afectando gravemente a la rentabilidad». Según ABRA, ha pasado de 0,71 euros el kilo en 2022 a 0,73 en 2023.

Además, los productores tienen que hacer frente a la falta de relevo generacional. ABRA alerta de que el número de viticultores ha disminuido un 7,7% «debido a la despoblación rural y a la falta de oportunidades atractivas para las nuevas generaciones».

«Tanto las instituciones como las asociaciones coincidimos en que la situación es preocupante. No abordar los desafíos del sector vitivinícola podría tener graves consecuencias para la sostenibilidad de la comarca», manifestó la asociación en un comunicado.

DENOMINACIÓN

Por otro lado, ABRA recordó que impulsó inicialmente la tramitación del proyecto de Viñedos de Álava/Arabako Mahastiak como una denominación de origen. «Sin embargo, conforme avanzaba el proceso, Viñedos de Álava adquirió independencia, estableciendo su propia junta directiva y presidente».

«Actualmente, ABRA y Viñedos de Álava operan como entidades separadas», aunque «ABRA apoya a Viñedos de Álava y seguirá trabajando en beneficio de todas sus bodegas asociadas, promoviendo la diversidad y el desarrollo sostenible del sector vitivinícola en Rioja Alavesa».

«En ABRA seguimos fortaleciendo lo que nos hace únicos: vinos con identidad, calidad y tradición. Apostamos por nuestras raíces, preservamos prácticas artesanales y educamos al consumidor sobre el valor detrás de cada botella. Nuestros vinos son historia, dedicación y respeto por la tierra», añadió.

NUEVO DISTINTIVO

En este sentido, indicó que las 80 bodegas que representa «llevamos meses trabajando en nuestra nueva campaña, cuyo objetivo es garantizar que cada botella con el distintivo A sea sinónimo de excelencia».

«Ahora es el momento de unirnos como comunidad, fortalecer nuestros valores y asegurar que las futuras generaciones puedan seguir viviendo de esta tradición milenaria», destacó, incidiendo en que «este camino requiere un esfuerzo conjunto, pero con determinación y orgullo, podemos asegurar que el sector vitivinícola de Álava no solo sobreviva, sino que florezca, consolidándose como un referente de calidad en el mercado global».