Condescendencia
Una serie de palabras de uso común han entrado en el diccionario de la RAE. Por otro lado, es remarcable que varias instituciones locales o globales dediquen recursos cada fin de año para buscar desesperadamente la palabra que defina de alguna manera el tiempo actual. Acaban eligiendo conceptos que se enmarcan en las tensiones políticas geoestratégicas o marcan tendencias que escapan a lo tangible.
Me encanta la palabra condescendencia. En ella navego con cierta capacidad de supervivencia entre los meandros de la cancelación y el señalamiento, sorteo dogmatismos y fundamentalismos ascetas. Tanto en su primera acepción positivista y que indica la forma explícita de atención al otro como la que señala que se trata de la idea de colocarse por encima de las deficiencias de los otros y condescender, adoptando actitud semejante a la neutralidad que no es otra cosa que empoderamiento de la soberbia.
Así, vistas las deficiencias del sistema, de las elegidas por la RAE me quedo de manera irrevocable con esnórquel. Sin lugar a duda la de barista tiene su qué. Porque aceptar dana me parece decisión apropiada y hasta oportunista, pero poder señala a ese tubo generalmente de plástico que se usa para bucear con su nombre, esnórquel, es un innegable avance para ir a la playa con niños y adolescentes. Lo de barista, tiene mucha más enjundia. Ese café extra, magnífico lo hacen baristas en bares y cafeterías sustituyendo a los camareros de siempre. Por eso me encanta que la palabra del año de Oxford, sean dos: brain rot. Podredumbre cerebral es la traducción literal. Sin comentarios.

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