Iratxe FRESNEDA
Comunicadora audiovisual

Hogares

Qué puede salir mal si tenemos a Kathy Bates y Eduard Furlong en la misma película? Demasiadas cosas que no dependen exclusivamente del talento de ambos intérpretes. Sin pareja (teniendo en cuenta que tiene seis hijos) y sin dinero, una mujer llamada Frances Lacey deja Los Ángeles en 1962 para marchar en busca de una vida mejor. Montados en un coche que ha conocido mejores momentos, cargado de niños y niñas además de todo tipo de enseres, la valiente madre llega hasta Idaho. Desde la carretera ve el esqueleto de la casa que cree se convertirá en el hogar de sus sueños.

“Nuestro propio hogar”, dirigida por Tony Bill, es un melodrama que retrata la vida de una familia del lumpen proletariado estadounidense. La cinta sitúa al personaje principal en el más difícil todavía de la supervivencia, cuando una es mujer y pobre en cualquier lugar del mundo (podría ser peor, siempre puede ser peor).

A partir de ahí, el dibujo esperanzador que hace de los malos tratos a las mujeres resulta excesivamente edulcorado, a pesar de que, la intensa y complicada relación entre su hijo adolescente y ella eleve el largometraje a un nivel superior.

Mientras veía la película me acordé del cuento clásico de Joseph Martin Kronheim “La viejecita que vivía en un zapato” y de todas esas familias que han vivido y que siguen viviendo apachurradas en los barrios obreros de Euskal Herria con miedo a que algo se tuerza.