Una obra cinematográfica poderosa

El simbolismo del film se manifiesta desde sus primeras escenas: un texto introductorio describe la naturaleza agresiva de la higuera sagrada, una planta invasora que se aferra a otras especies, las estrangula y termina ocupando todo su espacio.
Pero Mohammad Rasoulof trasciende lo meramente alegórico al ofrecer una extensa, conmovedora y audaz reflexión sobre la opresión, la aspiración a la libertad y la incansable lucha por la dignidad en Irán. El protagonista, Iman, un juez de instrucción de Teherán, se enfrenta a una crisis interna que simboliza el derrumbe de las estructuras autoritarias bajo la presión del deseo popular por la justicia y la igualdad. La desaparición de su arma desencadena una espiral de paranoia y conflicto familiar que refleja las tensiones sociales y la desintegración del orden represivo.
Rasoulof combina habilmente una narrativa ficticia con imágenes reales de las protestas en Irán, ofreciendo una visión cruda de la represión y la resistencia en el país. La película destaca la valentía de las mujeres iraníes que desafían las imposiciones gubernamentales, simbolizadas en movimientos como ‘‘Mujer, Vida, Libertad’’.
Es una película larga -casi tres horas-, que en ciertos pasajes se torna densa y demanda un esfuerzo inicial por parte del espectador. No obstante, es una obra cinematográfica poderosa que refleja la lucha por la libertad y la democracia en Irán, resaltando la resistencia de las mujeres frente a la opresión.
La dirección de Mohammad Rasoulof, junto con las actuaciones convincentes del elenco, ofrecen una experiencia cinematográfica impactante y relevante en el contexto político actual.

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