Pocas veces se habla del impacto que tienen las producciones de cine y televisión en los lugares donde se ruedan. Cualquiera, con un poco de curiosidad sobre las localizaciones de rodaje, puede encontrar mil historias, algunas terroríficas, vinculadas al “turismo de localizaciones”. ¿Cómo vivir en una casa donde miles de personas hacen cola para conseguir una instantánea que les recuerde a la película “Notting Hill”? Sin descanso, imaginamos, aunque la puerta y la casa hace tiempo que sufrieron los efectos del turismo de Instagram y en las paredes ya se puede leer fuck the tourist. Cerca, la librería que vemos en la película donde Julia Roberts se declara a Hugh Grant presentándose como «solo soy una chica», es una tienda de souvenirs de dudosa calidad. Al otro lado del mundo, la exitosa serie “Yellowstone” (más de 10 millones de espectadores), protagonizada por Kevin Costner, que sucede en el rancho ficticio de la familia Dutton en Montana, ha despertado el interés hacia este estado norteamericano. El impacto que ha provocado en la zona es demoledor. La serie ha atraído a gente adinerada en busca de la experiencia cowboy que expulsa a los locales y está convirtiendo Montana en un lugar para élites que poco saben de sus habitantes, los indios crow (apsaróka).