Un gol de Ximo Navarro condenó al Eibar a encajar su segunda derrota consecutiva y a aferrarse a las matemáticas si quiere terminar la temporada con una mínima ilusión, aunque incluso las cuentas se le complican por mucho que quede algo más de un tercio de temporada: acaba la jornada a once puntos del play-off, lo que le obliga a una remontada descomunal, más para un equipo que solo ha ganado uno de los seis últimos partidos que ha disputado.

Y más aún cuando el principal problema de ese equipo reside en las áreas, que es donde se deciden los encuentros. En la propia -pese a la buena temporada de Magunagoitia, solo ha dejado su puerta a cero en siete ocasiones, la última hace ya dos meses- y en la rival, no por nada entre sus dos máximos realizadores apenas han marcado nueve goles. Pone ganas, a ratos juego, pero las concesiones en las áreas le cuestan muchos puntos. Las incorporaciones tampoco solucionan ese problema de momento y a los azulgranas se les acaba el tiempo, si no lo ha hecho ya, para aspirar a un objetivo mayor que los 50 puntos de la permanencia.

También ayer lo intentó el Eibar, que tuvo el balón y llevó la iniciativa, pero Iván Gil remató fuera la mejor ocasión solo tres minutos antes de que, en un desbarajuste en el área, Ximo Navarro apuntillara el 0-1 en una acción que había comenzado el propio lateral y que remataron Yeremay, Soriano y Villares antes de que acertara Navarro. No lo hizo Alkain en otra oportunidad clara al filo del descanso, que estrelló en la cara de Helton.

Los azulgranas regresaron de vestuarios con ganas de voltear el partido y su dinámica general. En los primeros cinco minutos botaron otros tantos córners.

Pero pasado el arreón inicial, necesitaron cambios y bastante tiempo antes de que el Deportivo, cómodo en ventaja y que perdonó la sentencia en dos contragolpes claros, viera peligrar el resultado. Lo hizo en los últimos minutos, cuando un Eibar volcado en la portería de Helton empezó a acumular ocasiones. Probaron Pascual, Mada, Cubero y de nuevo Pascual, que incluso envió un remate al palo, pero el balón no quiso entrar.