Dolor de cabeza; eso es lo que provoca el inicio ruidoso y frenético de “Polican”. Pasan demasiadas cosas, el montaje está demasiado acelerado y es imposible asimilar todo lo que vemos; imagínense el cerebro de un niño, niña o niñe.

Por suerte la película va de menos a más y empieza a funcionar cuando se calma -es en pocas ocasiones-, cuando da un respiro narrativo y cuando da tiempo a que conozcamos un poco más a los personajes.

El estilo de animación no es particularmente complejo ni llamativo, pero eso no es un problema, ya que lo que realmente impulsa la trama es nuestra conexión con los personajes. A partir de ahí, todo funciona mucho mejor.

Con una combinación de humor y acción, DreamWorks trae a la pantalla grande la adaptación de “Policán”, el fenómeno literario de Dav Pilkey que ha encabezado la lista de los libros más vendidos del ‘‘New York Times’’.

Visualmente, la película mantiene el estilo de los libros originales, con animaciones coloridas, dinámicas y una estética de cómic que encaja perfectamente con el tono de la obra. Es una película con un tono bastante blanco, pero el guion está lleno de chistes rápidos y situaciones surrealistas, lo que mantiene un ritmo entretenido, aunque en algunos momentos puede sentirse un poco repetitivo; hay gags que se repiten demasiado.

Uno de los mayores aciertos de la película es la capacidad de incluir mensajes sobre la importancia de la empatía, las segundas oportunidades y la honestidad de una forma divertida y accesible. Una historia muy sencilla y básica sobre “buenos y malos”, pero que funciona muy bien.

Si consiguen superan el caos inicial, se encontrarán con una película divertida y con unos personajes bastante carismáticos. Es mejor de lo que a priori parece.