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ALAVÉS

Crispación y gritos de «directiva dimisión» entre la afición albiazul

El Alavés perdió 0-1 ante el Getafe en casa, en un duelo marcado por la crispación. Un penalti de Arambarri fue suficiente para al equipo madrileño para sumar los tres puntos. El Glorioso sigue sin ganar en casa desde noviembre y es penúltimo de la tabla.

Kike García lamenta una oportunidad fallida.
Kike García lamenta una oportunidad fallida. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

El Alavés dejó escapar otra oportunidad clave para salir de su crisis al perder 0-1 ante el Getafe en Mendizorroza, en un partido que reflejó la falta de ideas y la impotencia del equipo. Un penalti ejecutado por Mauro Arambarri antes del descanso fue suficiente para que el Getafe se llevara los tres puntos, mientras que el Glorioso no logró superar a un sólido David Soria, quien mantuvo su portería a cero en varias ocasiones.

Las protestas por dos posibles penaltis que el árbitro no sancionó marcaron el tono del encuentro. El Alavés no consiguió imponer su juego y sigue hundido en los puestos bajos de la tabla, sin ganar en casa desde noviembre. Por su parte, el Getafe se alejó de la zona de descenso, mostrando algo de estabilidad.

El comienzo del partido fue lento y sin mucha emoción. El Getafe se mostró replegado, esperando que el conjunto local tomara la iniciativa, lo que ocurrió, ya que los de Coudet presionaron desde el primer minuto. Sin embargo, la posesión del balón no se tradujo en ocasiones claras de gol. Durante el primer cuarto de hora, ambos equipos alternaron ataques, pero sin hacerle daño al contrario.

El Alavés fue el equipo que más peligro generó en la primera mitad, especialmente gracias a la movilidad de Carlos Vicente, quien fue el hombre más destacado. En su primer intento, un disparo fue interceptado por David Soria, quien, aunque no estaba cómodo con la máscara protectora, logró evitar el gol. Poco después, Vicente lanzó un centro venenoso que rozó el larguero y estuvo cerca de colarse en la portería del Getafe.

La sensación de control por parte de los babazorros se desvaneció rápidamente. Cuando todo parecía indicar que el primer tiempo terminaría sin goles, llegó un penalti claro sobre Omar Alderete, quien fue golpeado con el codo en el rostro por Abdel Abqar. El árbitro no dudó en señalar la pena máxima, y Arambarri ejecutó perfectamente el tiro, adelantando al Getafe 0-1.

Fue un duro golpe para el conjunto de Coudet, al que le costó rehacerse. En la jugada posterior, el estadio reclamó otro penalti a favor del Alavés tras un choque entre David Soria y Toni Martínez en el área, pero el árbitro no lo consideró infracción.

MÁS ÍMPETU, PERO SIN GOL

En la segunda parte, el Alavés salió al campo con más ímpetu, buscando el empate. Carlos Vicente continuó siendo el motor del equipo, generando peligro por la banda derecha. En un saque de esquina, Tenaglia tuvo una oportunidad clara de empatar, pero no aprovechó un balón muerto dentro del área pequeña.

El equipo local insistió, presionando cada vez más, pero el Getafe se mostró sólido, acumulando jugadores en su área y dejando pocos espacios. A pesar de los esfuerzos de Coudet por darle más profundidad al ataque, colocando tres delanteros en el campo, el Alavés no logró encontrar la fórmula para perforar la portería de Soria.

En los últimos minutos, los albiazules intentaron de todas formas, y en una jugada en el segundo palo, Jon Guridi tuvo la última oportunidad clara de gol con un remate de cabeza, pero el guardameta azulón volvió a aparecer.

La frustración creció entre los aficionados, que vieron cómo el Getafe, sin hacer un gran partido, se iba a llevarlos tres puntos con facilidad. El pitido final dejó un ambiente de crispación en Mendizorrotza, donde los seguidores lanzaron gritos contra la directiva alavesista («Directiva dimisión») y en favor de García Plaza, el entrenador destituido en diciembre, debido a la incapacidad del equipo de mejorar su rendimiento.

El Alavés sigue en una profunda crisis de resultados y no puede permitirse más tropiezos si no quiere caer aún más en la clasificación -es penúltimo de la tabla-. La sensación es que el equipo necesita urgentemente encontrar una respuesta, tanto en el campo como desde la dirección deportiva, para evitar que la situación empeore aún más.