Raimundo FITERO
DE REOJO

Despejando dudas

Desde que la gala de los premios Goya forma parte del negocio cinematográfico que se denomina con el pomposo nombre de industria, cada entrega es un acto político de primera magnitud. Por los asistentes desde la oficialidad, por las ausencias, por el tono, por el ambiente general y como colofón por los premios y los castigos. Desde Granada se realizó el pasado sábado una de las de mayor duración. Con un cierre que los locutores calificaron como giro de guion, proclamando el destinado a la mejor película, ex aequo, lo que despierta sospechas.

El ritmo de proclamación creó una confusión absoluta. Se proclamó en primera instancia ganadora a “El 47” y cuando estaba el equipo de esta película catalana celebrando el triunfo se creo un tumulto, un murmullo y se descubrió que había otra ganadora, “La infiltrada”, y ahí empiezan las especulaciones, los mosqueos, las dudas que se despejaron justamente con la última intervención de una de las productoras de este denominado «thriller» sobre una policía infiltrada en ETA, que aseguran que se basa en hechos reales. Todos los intervinientes en los duplicados agradecimientos estuvieron dentro de la lógica de la emoción y del contexto, pero llegó María Luisa Gutiérrez, socia de Santiago Segura y soltó un discurso que deja a la película como lo que es, un documento de todos cuantos tienen a ETA como comodín para hacer política. No parece un guion propio, sino un panfleto elaborado por los cien mil redactores del Ministerio del Interior y sus cómplices. Resumiendo, un cierre de gala de acuerdo con los del akelarre madrileño de Patriots.