Casi diariamente, la oficina del portavoz del Ejército israelí publica videos de «botines de guerra» robados en Líbano, Siria y, hace poco, en Gaza. En estos se ve cómo la llamada Unidad del Estado mayor para evacuación de botines se hace con docenas de miles de armas, pero también con oro y joyas cuyo valor, según medios israelíes, asciende a más de 26 millones de euros.

Dichas escenas, junto a las imágenes de presos y cautivos, darían la impresión de que las operaciones militares han cesado; sin embargo, el ministro de Energía israelí, Eli Cohen, miembro del Gabinete de Seguridad israelí y exministro de Exteriores, ha filtrado lo que se esperaba: Israel solo quiere la liberación de sus cautivos, eliminar a Hamas, desarmar la Franja de Gaza y tomar el control de «la seguridad en Gaza». Por su parte, el ministro de Defensa del régimen israelí insiste en que su Ejército no va a retirarse del Eje de Filadelfia, una zona colchón entre la Franja de Gaza y Egipto.

Tomar el control de la seguridad en la Franja de Gaza es un elemento primordial en el modo de pensar de la cadena de mando del Ejército israelí, ya que muchos de sus comandantes han expresado su «preocupación» por un «rebrote del terrorismo».

¿DÓNDE ESTÁN LAS TROPAS ISRAELÍES?

Las unidades israelíes que están en la Franja (la división blindada 162 y la división 143, junto a otras formaciones combinadas de reservistas y regulares) no superan los 45.000 soldados, debido al despliegue masivo del Ejército israelí en Siria y Líbano.

En dicho despliegue se incluyen todas las unidades especiales, como la Shaldag, la 636 de drones, la Brigada de la Juventud Sionista Pionera “Nahal”, o las brigadas del Cuerpo de Ingeniería de combate, que están destruyendo masivamente las infraestructuras gazatíes, y las divisiones de élite de asalto, como la división de paracaidistas.

Se espera un repliegue israelí de Siria, cuyo nuevo régimen está siendo teledirigido por Turquía, que es aliado económico y tecnológico de Israel, para redesplegarlas en la Franja. La aceptación de un alto al fuego en Gaza por parte del régimen israelí fue una necesidad para poder así dejar descansar a parte del Ejército y utilizar otra parte en el sur de Siria.

DINÁMICAS INTERNAS IMPERATIVAS

Hace dos semanas, el Instituto de Seguridad Nacional Israelí publicó su encuesta mensual sobre la opinión pública israelí sobre la guerra actual. Dos tercios de la población judía israelí creen en una victoria militar en Gaza y en la necesidad de controlar la seguridad a lo largo de la frontera con Líbano. Por otro lado, un tercio tiene confianza en el liderazgo político israelí actual. Netanyahu y su partido Likud necesitan aprovechar esta tendencia, con el apoyo estadounidense, para seguir con su guerra en Gaza y en Líbano. Quieren acabar con Hamas en Gaza a cualquier coste, aunque sea necesario reanudar el genocidio.

UNA CISJORDANIA CONVERTIDA EN MUCHAS GAZAS

Con la intensidad de fuego y la exclusión de la Autoridad Palestina, Israel aprovecha la oportunidad para aplastar totalmente cualquier intento de acción armada contra su Ejército o contra sus colonos en la Cisjordania bajo ocupación.

La Autoridad Palestina, que facilitaba la información a los servicios de Inteligencia israelí, se encuentra más marginada y el Gobierno de la derecha sionista israelí está decidido a anexionarse Cisjordania y, por ende, a abolir la Autoridad Palestina.

Mientras tanto, Israel se dirige a anexionar toda Cisjordania, sobre la que desde 1993 sigue aumentando su control militar. La diferencia con la Franja estriba en que Netanyahu no deseaba reocupar Gaza, la razón por la que dimitió el ministro de Defensa anterior, Yoav Galant. Sin embargo, de las declaraciones actuales se prevé que la anexión de la Franja es cuestión de tiempo.

A largo plazo es buena noticia: El régimen israelí sera el poder único, y el blanco único de reivindicaciones y luchas.