El fallecimiento de Mario Vargas Llosa ha despertado el viejo debate sobre la compleja tarea de distinguir al autor de su obra. La deriva de Vargas Llosa desde su juventud guevarista a sus posiciones ultra neoliberales propicia las posturas rocosas. Junto a García Márquez, en mi Barcelona natal, en el Instituto Hispano americano, acudían a presentaciones de libros y representaciones teatrales. Empezaban a ser conocidos por sus magníficas obras. He compartido en la plaza de toros de Ronda un palco con Vargas Llosa en el estreno de la “Carmen” de La Cuadra, en su primera actuación que se hizo con toros de verdad.

Escribió varias obras de teatro, era un gran aficionado, incluso actuaba en alguna de sus propuestas teatrales. Coincidencias de la vida, la semana próxima en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares se representará la obra de Vargas Llosa, “Al pie del Támesis”, montada por el grupo de Miami Teatro Avante y dirigida por Mario Ernesto Sánchez, una figura legendaria del teatro hispano en USA. Ambos fallecidos con pocos días de distancia.

Las novelas y obras de teatro de Vargas Llosa no reflejan sus ideas políticas, que sí quedan claras en sus artículos periodísticos y en sus campañas electorales. Cuando pase el tiempo, lo que se podrá comprobar es su obra, no sus ideas políticas.