La última prueba de Hércules para que Bilbao Basket sea campeón
Los hombres de negro llegaron a Salónica para vérselas ante el PAOK en una final que se promete tensa. El 72-65 a favor de los de Ponsarnau no parece pesar demasiado porque «se pueden remontar en 15 segundos». Los lesionados viajaron también.

Entre las 12 pruebas de Hércules -no las de Asterix- la más conocida fue la de sacar a Teseo del Inframundo -de los Infiernos-, pero la más cuca de todas, donde Hércules demostró que no solo era una persona con una fuerza tremenda y valerosa, sino bien astuta, fue robar las manzanas doradas del jardín de las Hespérides, manzanas que Gea regaló a Hera por su boda con Zeus. Este jardín estaba custodiado por un dragón y tres «ninfas del atardecer» o hespérides.
Surne Bilbao Basket no deberá robar nada para hacerse con el título de FIBA Europe Cup, pero lo cierto es que el dragón y las hespérides asomarán esta tarde por millares en el «Palataki» -Palacete-, nombre por el que se conoce el PAOK Sports Arena, en un duelo en el que los hombres de negro parten con siete puntos de diferencia tras el 72-65 del Bilbao Arena de hace una semana.
Esos siete puntos tal vez sirvan de colchón cuando los 40 minutos -o más- restantes toquen a su fin, pero por lo pronto, Jaume Ponsarnau explicaba que «viajamos como si hubiese un empate en el marcador. A día de hoy, siete puntos se pueden remontar en 15 segundos», declaraba ayer el técnico de Tárrega.
CON TODOS DISPONIBLES
Una avería en el avión que llevó a la expedición bilbaina a la Macedonia helena supuso retrasar la salida de las 14.00 que se preveía a las 15.30. Ello, aparte de poner de los nervios a la expedición por su parte logística, solo trastocó los planes y los hombres de negro decidieron no entrenar ayer, sino que acudieron directos a su hotel desde el aeropuerto, dejando la toma de contacto con el «Palataki» para esta misma mañana, momento en el que velar armas para un duelo que arrancará a las 19.15 de Euskal Herria, las 20.15 en Salónica.
La buena noticia fue que los lesionados, Hlinason, Cazalon y hasta Rabaseda, también acudieron, después de acometer el último encuentro de Liga ACB ante Unicaja con ausencias de última hora, reservando piezas para el duelo de hoy.
«Médicamente hablando, está casi todo el mundo disponible, incluso hay un día más para acabar de recuperarlos», desveló Jaume Ponsarnau, aunque no tardaría en aclarar que, ante todo, «vamos a buscar intentar buscar a los jugadores que están más en forma, los que estén con mejores sensaciones y que puedan aportar más cosas».
Los 8.650 asientos estarán copados para asistir a la vuelta de esta finalísima, igual que los 10.014 de Miribilla se llenaron hace una semana. En aquel entonces unos 500 aficionados griegos se desplazaron a tierras bilbainas y un centenar de seguidores de los hombres de negro, la mayoría viajando con los propios jugadores, estarán en el PAOK Sports Arena intentando hacer que se note su aliento y quizá celebrar la victoria de los suyos.
«Ese ambiente tiene que ser un factor de motivación», destacó Ponsarnau a este respecto, ajeno al peso histórico de un club que está a punto de cumplir su centenario.
«Vamos a jugar a un sitio con mucha tradición, forjada por un público muy caliente, pero a nosotros sobre todo nos preocupan las virtudes del PAOK, que es un equipo que ha llegado a la final por méritos propios. Vamos a tener que estar muy despejados, muy abiertos, y vamos a tener que aprender en cada momento», advertía el preparador catalán.
Recibimiento en el hotel de la expedición
Por encima de un centenar de aficionados siguieron los pasos de Surne Bilbao Basket y, aunque la llegada a Salónica resultó de lo más tortuosa a cuenta de los problemas de tráfico, la Peña Hirukoa, llegada a tierras helenas con adelanto, le hizo todo un recibimiento a la expedición al entrar en el hotel.
Pudieron apurar unas pocas horas a la noche tesalonicense, y aún les quedará esta mañana para conocer su paseo marítimo, su parte antigua, la Torre Blanca y otros atractivos de una ciudad con más personalidad que encanto estético propiamente dicho.
Pero los rigores horarios no permitirán muchas horas al turismo, al tener que acudir al «Palataki» con un par de horas de margen, antes de que la marabunta de aficionados helenos desembarque en pos de un a FIBA Europe Cup que todops han ninguneado a lo largo del curso, pero que a la hora de la verdad todos quisieran añadir a su palmarés. A. G.
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