«NYT» cede y entrega sus contenidos a la IA de Amazon
“The New York Times”, quizás el periódico más prestigioso del mundo, lideraba la lucha en favor de los derechos de autor ante la apropiación de los contenidos por parte de inteligencias artificiales tras llevar a juicio a ChatGPT. Ahora, sin dejar de lado su demanda, ha empezado a entregar sus contenidos a la IA de Amazon.

Las inteligencias artificiales solo pueden generar información de calidad acudiendo a fuentes de calidad. Necesitan fuentes fiables para que sus robots no den por buenas conspiraciones, información acientífica u homófoba. Y nutrirse de buena información no es ni fácil ni gratis.
“The New York Times” (NYT), para muchos el periódico más prestigioso del mundo, decidió plantar batalla y en 2023 planteó una demanda milmillonaria a Microsoft y OpenAI (la propietaria de ChatGPT) tras acusarles de usar sus contenidos para «entrenar» a su modelo de IA, lo que considera una «violación masiva de derechos de autor».
La demanda convirtió a este periódico en una referencia para el resto de medios de comunicación, sobre todo a los que por tamaño no son capaces de hacerse valer ante un gigante tecnológico así.
Porque la inteligencia artificial generativa amenaza con romper la conexión de los periódicos y sus lectores. Esto es, la IA busca la respuesta a una demanda concreta de un usuario en las bases de datos de noticias de medios de comunicación y elabora una respuesta individualizada, haciendo innecesario visitar la fuente original.
Aunque OpenAI se defendió diciendo que la pretensión del NYT no tenía fundamento, cambió su forma de proceder a partir de entonces. La propietaria de ChatGPT cerró acuerdos económicos con otros grandes grupos de comunicación de prestigio, como News Corp, Axel Springer, “Financial Times”, el grupo Prisa (propietario de Cadena SER y “El País”) y “Le Monde”, entre otros.
“The New York Times” se estaba quedando cada vez más solo en su lucha en favor de esta nueva tecnología. Y el jueves pasado decidió claudicar. NYT informó de que ha cerrado un acuerdo para colaborar con la IA de Amazon (Claude) para permitir que esta se alimente de sus noticias. Cierto que no le ha brindado sus contenidos completos (175 años de información periodística), pero sí unos resúmenes, además de todas sus recetas de cocina, que llegarán a los modelos más avanzados del asistente Alexa de la empresa de Jeff Bezos.
El montante final que ha desembolsado Amazon no se ha querido hacer público, pero las acciones del periódico subieron un 3%.
Meredith Kopit Levien, directora ejecutiva de NYT, dijo que el acuerdo con Amazon «es consistente con nuestro principio de larga data de que vale la pena pagar por el periodismo de alta calidad». Kopit Levien adelantó que este primer acuerdo es una base y que, si funciona adecuadamente, se abrirán a otros contenidos.
El acuerdo es singular también por otros motivos. Bezos, además de dueño de Amazon, es el propietario de otra de las grandes cabeceras de EEUU, “The Washington Post”. De modo y manera que dos de los modelos de IA más avanzados del mundo parece que sostendrán la veracidad de sus informaciones también en conglomerados mediáticos rivales.
“The Financial Times” remarcó que el modelo de inteligencia artificial de Amazon no es tan avanzado como el de OpenAI. Lo cual subraya que los universos periodísticos que se esconden detrás de las IA rivales pueden pasar a estar condicionados por los límites de su tecnología, generándose interdependencias singulares cuyo alcance resulta complejo de analizar.
A fin de cuentas, más allá del rigor y el prestigio de los distintos medios de comunicación, su línea política es diferente. Los hay más de izquierdas y más de derechas. Y si las IA son programadas para beber de unos y no de otros, repercutirá en las respuestas que ofrezcan, lo que redunda en la importancia de saber quién está detrás de cada compañía.
Esta idea, por otro lado, no es nueva. Uno de los principales ataques contra DeepSeek, la IA china que revolucionó el sector, fue que no era capaz de ofrecer respuestas veraces sobre lo sucedido en la plaza de Tiananmen.
LA IRRUPCIÓN DE AMAZON
Amazon es un actor tardío en la batalla por liderar la inteligencia artificial generativa. Hace menos de un año desembolsó 330 millones de euros para formalizar un acuerdo de uso de la tecnología de una prometedora empresa en este ámbito, Adept. Y poco después, también adquirió otra startup, Covariant, liderada por un extrabajador de OpenAI (Pieter Abbeel).
No obstante, la empresa clave para Amazon es Anthropic, en la que según el propio NYT ha invertido 4.000 millones de dólares en dos años. Y Amazon es la compañía con mayor potencia de computación en la nube del mundo.
¿Pero qué es lo que ambicionan todas estas grandes compañías, a las que hay que sumar también a Google? Su meta es desarrollar una AGI, acrónimo en inglés de Inteligencia Artificial General, que básicamente es un modelo inteligente capaz de hacer las mismas tareas que un cerebro humano.
La pelea que se ha abierto con las licencias de grandes medios de noticias es, por así decirlo, la batalla para conformar la memoria de estos nuevos supercerebros.

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